Actualmente, casi un 20% de las personas son diagnosticadas con SIBO y dan positivo en las pruebas. Los pacientes con mayor riesgo son aquellos que han sido sometidos a cirugías intestinales o padecen enfermedades que alteran la motilidad intestinal.

Las pruebas para diagnosticar SIBO suelen ser invasivas y costosas, por lo que se recurre a los test de aire espirado (TAE), los cuales presentan una eficacia del 83%. Estos tests son menos invasivos y más accesibles, pero su interpretación sigue siendo crucial para evitar diagnósticos erróneos.

¿Qué es el SIBO y cuáles son sus tratamientos?

mujer con dolor en la tripa
mujer con dolor en la tripa | Sinc

El SIBO se caracteriza por la presencia de un exceso de bacterias en el intestino delgado, lo que produce una serie de síntomas gastrointestinales inespecíficos. Estos síntomas incluyen distensión abdominal, dolor, meteorismo, borborigmos, flatulencia, diarrea o estreñimiento, todos resultado de la fermentación bacteriana de los nutrientes. Debido a la similitud de estos síntomas con otras enfermedades digestivas, como el síndrome del intestino irritable (SII), la dispepsia funcional o la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), el diagnóstico puede ser complicado y llevar a confusiones.

La importancia de un diagnóstico preciso

Los expertos subrayan que no se debe recurrir al uso sistemático de antibióticos en pacientes con síntomas prevalentes, como aquellos con Síndrome del Intestino Irritable (SII), sin una identificación correcta de la causa subyacente. La correcta identificación de la causa del SIBO es fundamental para poder revertir o mejorar esta condición.

Un hombre mide la circunferencia de su barriga
Un hombre mide la circunferencia de su barriga | Pixabay

El sobre diagnóstico del SIBO es un problema creciente que puede llevar a tratamientos inadecuados y a un uso innecesario de antibióticos, lo cual puede tener consecuencias negativas tanto para los pacientes como para el sistema de salud. Por ello, es esencial que los médicos utilicen las pruebas de manera adecuada y que los resultados sean interpretados por expertos en la materia.

En conclusión, la prevención del sobre diagnóstico del SIBO y el uso adecuado de las pruebas y tratamientos es crucial para garantizar una atención médica de calidad y evitar el uso innecesario de antibióticos. La educación y la formación continuada de los profesionales de la salud en este ámbito son fundamentales para lograr este objetivo.