Muchos tipos de quimioterapia que suelen usarse contra el cáncer presentan, inicialmente, una serie de beneficios contra estas patologías. No obstante, después de los meses en que se logra maximizar su efecto, el enfoque principal debería ser cómo continuar ese beneficio mientras se tratan de minimizar los efectos secundarios.

La Clínica Mayo ha realizado un estudio, en el que han participado 5.540 pacientes con cáncer colorrectal metastásico, para demostrar que la quimioterapia de mantenimiento después del tratamiento inicial es más beneficiosa para los pacientes cuya enfermedad está controlada. En comparación con un tratamiento más agresivo.

En este sentido, los autores recomiendan una estrategia de mantenimiento basada en quimioterapia con fluopirimidina, como -FU o capecitabina. Si bien es cierto que un tratamiento sin quimioterapia es una opción aceptable para determinados pacientes.

De esta manera, los investigadores han comparado los diferentes tratamientos de mantenimiento y observan que el mejor régimen sería fluropirimidina con o sin la adición de bevacizumab, un fármaco utilizando en combinación con medicamentos contra el cáncer.