Los resultados de este nuevo hallazgo, realizado por investigadores del Centro Wyss de Bioingeniería y Neuroingeniería, en colaboración con la Universidad de Tubinga (Alemania), muestran que es posible la comunicación con personas que, debido a una enfermedad neurodegenerativa progresiva, pierden la capacidad de moverse y hablar.

El número de personas con ELA está aumentando en todo el mundo y se prevé que más de 300.000 personas vivirán con la enfermedad en 2040. Muchas de ellas llegarán a una estado de la enfermedad en el que no podrán hablar. Este método podría permitir a más personas mantener la comunicación.

Anteriormente se ha demostrado el éxito de la comunicación con este sistema en individuos con parálisis. Pero este es el primer estudio en el que se consigue la comunicación de alguien que no tiene ningún movimiento voluntario restante y, por tanto, para quien este sistema conocido como ICB es ahora el único medio de comunicación.

El participante en este estudio es un varón de unos 30 años al que se le ha diagnosticado una forma de ELA de evolución rápida. El paciente lleva implantadas quirúrgicamente dos matrices de microelectrodos intracorticales en su corteza motora.

Cada matriz cuenta con 64 electrodos en forma de aguja que registran las señales neuronales.

El participante en este estudio ha aprendido a generar actividad cerebral intentando diferentes movimientos. Estas señales cerebrales son recogidas por los microelectrodos implantados y descodificadas por un modelo de aprendizaje automático en tiempo real.

Para transmitir lo que el paciente quiere comunicar, un programa de deletreo lee las letras del alfabeto en voz alta y el participante puede elegir "sí" o "no" para confirmar o rechazar la letra, formando finalmente palabras y frases completas.

El sistema en principio podría utilizarse en casa con la colaboración de familia y cuidadores.