En concreto, los investigadores han mostrado que el cribado y el tratamiento han reducido la mortalidad por cáncer de mama en un 49% en 2012, en comparación con el 37% del 2000.

En 2005, los mismos investigadores utilizaron datos de 1975 a 2000 para revelar las contribuciones de la detección y el tratamiento a la reducción en las tasas de mortalidad por cáncer de mama. Utilizando la información sobre cómo avanza el cáncer de mama, desarrollaron modelos que representaban cuántas mujeres morirían de cáncer sin cribado ni tratamientos, y luego simularon el efecto del cribado y el tratamiento sobre esos números de mortalidad.

La disminución en la mortalidad desde la línea de base modelada fue del 50 por ciento por la detección y el 50 por ciento gracias al tratamiento, según se desarrolla en un artículo sobre el trabajo que se publica este martes en la revista 'JAMA'.

Los investigadores de la red actualizaron sus modelos para reflejar los subtipos moleculares del cáncer de mama. Seis equipos independientes unieron los modelos que representan el efecto del tratamiento actual y el cribado.

El grupo agregó datos nuevos, de 2000 a 2012, y comparó las conclusiones de cada modelo. Además calculó los efectos promedio sobre la mortalidad de los exámenes selectivos y de los tratamientos, incluida la quimioterapia, la terapia hormonal y el medicamento trastuzumab, que apunta a un receptor epidérmico del factor de crecimiento, ERBB2, sobreexpresado en algunos tumores. Al comparar seis modelos, los investigadores fueron capaces replicar el análisis.

Los investigadores encontraron que, en 2012, la detección y el tratamiento juntos redujeron la mortalidad por cáncer de mama en un 49 por ciento. Para todos los cánceres de mama en conjunto, el 37 por ciento de esa reducción se debió a la detección y el 63 por ciento fue gracias al tratamiento.

Sin embargo, cuando analizaron algunos subtipos moleculares de cáncer, las cifras variaron.

Por ejemplo, para el cáncer ER-negativo/ERBB2-negativo, que tiene menos opciones de tratamiento, el 48 por ciento de la disminución de la mortalidad se enlazó con el cribado y el 52 por ciento con el tratamiento, similar a los resultados de 2000.

Los medicamentos más nuevos se asocian con una mayor reducción de la mortalidad por cáncer de mama que la detección. Sin embargo, las pruebas de detección todavía tienen un efecto significativo en la reducción de las muertes por cáncer de mama.

Los investigadores consideran que la detección puede conducir a identificar el cáncer en etapas más tempranas y, por lo tanto, a tratamientos menos intensos. Además de reducir las tasas de mortalidad, esto puede traducirse en menos efectos secundarios y comorbilidades del paciente.