Los investigadores de este centro, junto con el Instituto de Investigación de Cáncer del Reino Unido, descubrieron que estos inhibidores podían eliminar células cancerosas, al localizar las debilidades de estas en el momento en que se producía la copia de su ADN para expandirse, como publica la revista Cancer Cell.

Para sus descubridores, este hallazgo podría mejorar todos los tratamientos existentes para combatir distintos tipos de cáncer, como el de ovario. “Desgraciadamente, en la mayoría de las mujeres diagnosticadas con cáncer de ovarios, este suele reaparecer a los 12 o 18 meses del primer tratamiento. Por lo que es de vital urgencia desarrollar nuevas terapias para tratar estas condiciones.”

Este descubrimiento surgió cuando, a la hora de analizar células tumorales, se observó que, al eliminar este tipo de células, se producía una reacción en los inhibidores PARG. “Antes de que una célula se divida, debe replicar su ADN. Un proceso crítico que asegura que se pase la cantidad de material genético necesario entre la célula madre y las hijas. Algo que podía ser explotado por los inhibidores de PARG para eliminar la célula cancerosa”, aseguraban los autores del estudio.

Con estos nuevos medicamentos podrían desarrollarse toda clase de nuevas terapias para ayudar a pacientes con cáncer de ovarios, con casos donde los tumores no han respondido a los tratamientos estándar. Además, se ha demostrado que la combinación de estos inhibidores con otros tipos de medicamentos, como CHK1 o WEE1, significaría la eliminación efectiva de las células cancerosas.