Un ensayo clínico realizado por el Grupo de Oncología Infantil y financiado por el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos ha descubierto que la combinación de ácido transretinoico, que es un metabolito de la vitamina A, y trióxido de arsénico resulta un tratamiento eficaz para la leucemia promielocítica aguda (LPA) infantil de riesgo estándar y alto.

Casi todos los pacientes del ensayo, publicado en la revista JAMA Oncology, sobrevivieron durante dos años sin presentar recaídas, y los enfermos de bajo riesgo no necesitaron quimioterapia convencional, mientras que los de alto riesgo sólo recibieron cuatro dosis del fármaco quimioterapéutico idarubicina (Idamicina PFS).

En este sentido, la quimioterapia intensiva incluye fármacos que desencadenan problemas cardíacos posteriores, mientras que el ácido transretinoico y el trióxido de arsénico presentan menos efectos secundarios agudos a largo plazo, pero sus tasas de supervivencia son muy elevadas.

La LPA abarca entre el 5% y el 10% de los diagnósticos de leucemia mieloide aguda en niños y adolescentes. Entre sus principales síntomas se encuentran las hemorragias excesivas, una facilidad para la aparición de hematomas, un recuento bajo de glóbulos rojos, fiebre y fatiga.

Para realizar el ensayo, 154 niños entre 1 y 22 años con diagnóstico reciente de LPA de riesgo estándar o alto recibieron ácido transretinoico oral y trióxido de arsénico intravenoso de manera diaria durante 28 días.

Por su parte, los niños con LPA de alto riesgo también recibieron cuatro dosis de la antraciclina idarubicina durante la fase inicial del tratamiento.

Con todo ello, los niños con riesgo estándar y alto tuvieron tasas de supervivencia global libre de eventos a dos años del 98% y el 96%, respectivamente. Además, menos del 10% de los niños experimentaron efectos secundarios graves, y solo se dieron al inicio del tratamiento.

Entre estos efectos secundaros se incluyeron el aumento de la glucemia, la irritación del hígado y las hemorragias. Algunos pacientes también desarrollaron llagas en la boca debido al tratamiento con idarubicina.

Finalmente, al no ser necesaria la terapia de mantenimiento, la duración del tratamiento se redujo de dos años a cerca de nueve meses. Sin embargo, será necesario un seguimiento mayor para determinar los efectosa largo plazo.