A través de un análisis no invasivo sería posible comprobar de qué forma afectarían los síntomas de esclerosis múltiple a una persona que sufre esta patología. De tal modo se podría diseñar un tratamiento más eficaz y específico en una enfermedad caracterizada por ser distinta y empeorar de diferente manera en cada persona.

Gracias a esta nueva investigación, publicada por la Academia Estadounidense de Neurología, sería posible ofrecer terapias más efectivas en las primeras fases de la enfermedad; donde los tratamientos son más eficaces, como señalaban los autores del estudio.

Mediante un análisis de sangre se detectan los niveles de cadena ligera de neurofilamentos, un marcador que aparece al destruirse las células nerviosas. La observación de esta proteína nerviosa habría servido para demostrar que al presentarse en niveles más altos, así como al aumentar de manera exponencial, empeoraría también el desarrollo de la enfermedad.

En concreto, mientras que las personas que no presentaban esta patología cuentan con niveles de 7,5 picogramos por mililitro de cadena ligera de neurofilamentos, aquellas con esclerosis múltiple contaban con 11,4 picogramos por mililitro en sangre.

De esta forma, se ha podido comprobar que niveles más altos de esta proteína suponen un aumento de entre el 40% y el 70% del riesgo de que la enfermedad derivase a fases más avanzadas, con un empeoramiento de sus síntomas. Una situación, que podría derivar entre un nivel moderado, o incluso significativo de discapacidad durante el año siguiente al análisis.