"Los pacientes con dolor de pecho pueden etiquetarse erróneamente con ataque cardíaco y no recibir el tratamiento correcto. Muchos médicos no han entendido que los niveles elevados de troponina en la sangre no son suficientes para diagnosticar un ataque cardíaco y esto ha creado problemas reales", ha indicado el profesor Kristian Thygesen, del Hospital Universitario de Aarhus, en Dinamarca, y presidente del equipo de trabajo.

El documento explica que se ha producido un ataque cardíaco cuando el músculo cardíaco (miocardio) está lesionado y no tiene suficiente oxígeno. La troponina es una proteína normalmente utilizada por el músculo cardíaco para la contracción, pero se libera en la sangre cuando el músculo se lesiona. La escasez de oxígeno (isquemia) se detecta por electrocardiograma (ECG) y síntomas como dolor en el pecho, los brazos o la mandíbula, dificultad para respirar y cansancio.

La ESC considera la lesión del miocardio una condición separada. "Existen numerosas situaciones que pueden causar daño al miocardio y, por lo tanto, un aumento de la troponina. Estos incluyen infección, sepsis, enfermedad renal, cirugía cardíaca y ejercicio extenuante. El primer paso del tratamiento es abordar el trastorno subyacente", han señalado.

En cuanto al infarto de miocardio, existen varios tipos que requieren un tratamiento concreto. Tipo 1 es la situación que la mayoría de las personas asocian con un ataque al corazón. Aquí, un depósito de grasa en una arteria, llamada placa, se rompe y bloquea el flujo sanguíneo al corazón que lo priva de oxígeno. El tratamiento puede incluir medicamentos antiplaquetarios para evitar que las plaquetas se agrupen y formen un coágulo, insertando un stent a través de un catéter para abrir la arteria o cirugía para eludir la arteria.

En el tipo 2, la privación de oxígeno se debe a otras razones, como insuficiencia respiratoria o hipertensión severa. "Algunos médicos llaman incorrectamente a este tipo 1 y reciben un tratamiento incorrecto, que puede ser perjudicial. El tratamiento debe dirigirse a la afección subyacente, por ejemplo, medicamentos para reducir la presión arterial en pacientes con hipertensión", ha manifestado el profesor Alpert.