Un nuevo estudio, realizado entre los años 2000 y 2016 con una muestra de los pacientes menores de 50 años que habían sufrido algún tipo de ataque al corazón destaca la falta de investigaciones y de medidas efectivas para tratar la hipercolesterolemia familiar (FH). Como advierten los expertos, esto se debería a que la FH es un trastorno “subreconocido y subtratado”.

Los resultados de la investigación han expuesto que de cada diez personas menores de 50 años que han sufrido algún evento cardíaco, al menos una presentaba hipercolesterolemia familiar. Sin embargo, la proporción era de 6 cada 10, entre quienes contaban con antecedentes familiares de enfermedad coronaria prematura, así como de colesterol alto.

Hasta el momento del ataque al corazón, un 43% no seguía ningún tipo de terapia de estatinas, un tratamiento para controlar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, después del infarto, solo a un 49% de los pacientes se le recetó comenzar un tratamiento de alta intensidad a base de estatinas. Algo que supuso que, del total de la muestra, acabara por fallecer un 10%.

El aumento gradual en el porcentaje de jóvenes con ataques cardíacos ha llevado a los investigadores a poner de relieve la necesidad de llevar a cabo tratamientos más agresivos de reducción de lípidos. De igual manera, informan de la urgencia de concienciar sobre las ventajas de reducir el colesterol en sangre, tanto antes, pero sobre todo después de sufrir un infarto.