Más de 30.000 personas fallecen en nuestro país cada año por culpa de una parada cardíaca. Esta cifra, sin embargo, podría reducirse de forma significativa y muchas de esas muertes podrían evitarse con la instalación de desfibriladores externos semiautomáticos (DEA) en lugares públicos.

La ausencia de este tipo de dispositivos en gran parte de los espacios públicos de nuestro país es una situación que se denuncia desde hace años, como destacan los responsables del Plan Nacional de reanimación cardiopulmonar (RSC).

Además, existen iniciativas como la impulsada desde Constantes y Vitales por parte de laSexta y Fundación AXA, que ya cuentan con más de 120.000 firmas para que todas las comunidades de nuestro país estén cardioprotegidas.

Junto a la instalación de desfibriladores en espacios públicos, desde la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), y a través del Plan Nacional de reanimación cardiopulmonar, se reclaman también cursos de formación ciudadana. De esta forma sería posible aumentar hasta un 20% la supervivencia ante una parada cardíaca.

Para ello, destaca la urgencia de formar a la población para posibilitar el reconocimiento de uno de estos eventos cardíacos, así como para aumentar su respuesta de reacción; un factor determinante ante un evento cardíaco que puede suponer el fallecimiento de la persona que lo sufre en apenas minutos. A esto se le suma la necesidad de que se instalen desfibriladores, no solo en zonas públicas, sino también en otros espacios, como por ejemplo, hoteles, por la gran afluencia de población que pueden llegar a presentar.