La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y la Fundación “la Caixa” han presentado este lunes la segunda edición del informe ‘Comprometidos con la investigación en cáncer’, en el que se ha analizado la situación de la investigación y la innovación oncológica en España en el periodo 2015-2020.

El documento apunta que la financiación que más aumentó entre 2015 y 2020 vino por parte de las entidades filantrópicas con un incremento del 126,5%, hasta alcanzar los 140 millones de euros,

La financiación pública nacional ha dedicado 347 millones de euros en los 5 últimos años, y presenta un ligero aumento en el periodo 2018-2020.

Por su parte, la captación de fondos europeos se ha recuperado en 2019 y 2020, con valores cercanos a los del año 2017. Entre 2015 y 2020, los fondos europeos supusieron un aporte de 205 millones a este ámbito.

El informe ha constatado un incremento en la financiación de proyectos de transferencia en cáncer por parte de las entidades filantrópicas, con un punto de inflexión importante a partir de los años 2018 y 2019, coincidiendo con la creación y consolidación de convocatorias en innovación y transferencia por parte de algunas de las entidades filantrópicas.

La inversión pública también ha aumentado. La financiación del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha subido un 11,2%, hasta los 128 millones de euros, y la de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) ha crecido un 19,3% hasta 140 millones.

Por su parte, el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI) ha disminuido su aportación un 18,2%, llegando a 79 millones.

El informe, con asesoría científica de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA), utiliza datos públicos, proporcionados por las tres agencias nacionales: AEI, ISCIII y CDTI. En el ámbito privado, se recogen datos de la Asociación Española de Bioempresas (AseBio), así como de las principales entidades filantrópicas.

España, el país con menos aumento del gasto en I+D de los países de referencia

A pesar de que el gasto general en I+D+i ha recuperado los niveles de 2010, el informe destaca que el 1,41% actual del PIB dedicado por España a investigación queda lejos del 2% que el Plan Estatal para la Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2017-2020 establecida para 2020.

España es el país con menor crecimiento del gasto en I+D en términos de PIB de todos los países de referencia, con un ligero incremento del 1,36 al 1,41% en los últimos 10 años.

El informe aplaude que España se ha consolidado con los años como "uno de los países más competitivos" en atracción de fondos europeos para investigación en Oncología, tanto en número de proyectos como en importe financiado (por número de habitantes), y ha demostrado también "gran capacidad de liderazgo" en el programa Horizon 2020, donde los investigadores españoles han sido coordinadores en más del 70% de sus participaciones, la ratio más alta del panel el de países estudiados.

La financiación pública en España en cuanto a la innovación en investigación oncológica, se realiza por lo general en forma de préstamos a través del CDTI (con más del 80% de la financiación reembolsable), lo cual "sitúa en desventaja a las empresas innovadoras de España frente a las de otros países, que tienen mayor acceso a subvenciones".

En este sentido, el informe denuncia que las empresas españolas sufren un "sobreendeudamiento", que "limita su crecimiento en un sector que, además, tiene un alto riesgo en fases tempranas". Pero, en 2020 se observa un "cambio de tendencia" gracias a los fondos europeos Next Generation y a los programas Misiones Grandes Empresas y Neotec.

La investigación no siempre alineada a las necesidades del paciente

La financiación pública de proyectos de I+D empresarial se concentra en cánceres más prevalentes donde el desarrollo tecnológico en diagnóstico y tratamiento se encuentra más avanzado, como el cáncer colorrectal (32,7 %) y de próstata (7,9 %).

La financiación pública en investigación básica se centra en tumores del sistema nervioso central (11,7 %) y leucemia (11,3 %), ambos con menor prevalencia entre la población y en los cuales el sistema de innovacción y transferencia está menos desarrollado.

De forma parecida a lo que sucede en el mundo, la investigación en España por tipo de cáncer presenta una mayor dedicación al colorrectal, el de pulmón, el de mama, el melanoma y cánceres no sólidos, como los linfomas o el mieloma.

En aquellos cánceres con supervivencias más bajas, el ritmo de la investigación traslacional y clínica es inferior al de las necesidades de los pacientes.

Los cánceres de pulmón, páncreas, hígado, estómago y esófago son los cinco tipos de cáncer que representan el 38,3 % de la mortalidad anual por cáncer en España, pero solo cuentan con el 17,7 % de toda la financiación pública y con el 21,8% de todos los ensayos clínicos llevados a cabo en España.

El informe muestra que España tiene investigación en cáncer de gran calidad. Nuestros equipos de investigación están involucrados en el 3% del trabajo científico publicado a nivel mundial, y continúan entre los de los 10 países que más publican sobre cáncer y que logran una especialización mayor (desde 2016, el 4 % de toda la investigación en España está relacionada con el cáncer).

Pero, a pesar de esta capacidad de publicación, los expertos del informe lamentan que el sistema español "parece haber acabado su fase de expansión en estos indicadores en la última década (igual que sucede en la mayoría de los sistemas) si nos comparamos con otros sistemas como China o India, que están en pleno crecimiento de su producción científica".

Aumentan los ensayos

Entre 2010 y 2016 el crecimiento en volumen de ensayos fue más sustancial, pero en los últimos 5 años España ha crecido más que cualquiera de los otros países analizados (>35% en 2015-2019, comparado con 2010-2014). Pese a ello, sigue por detrás de Países Bajos y Francia en ensayos clínicos por habitante.

En los ensayos de patrocinio privado España presenta una clara prevalencia, aunque empieza a disminuir (el 77% en 2010 y el 68 % en 2019), pues en los últimos 4 años se han aumentado los ensayos clínicos independientes (en 2019, por ejemplo, el ISCIII puso en marcha una convocatoria de ensayos clínicos independientes).

La tipología de los ensayos clínicos de patrocinio privado en España es similar a la de otros países estudiados, con la mayoría de ellos dedicados a investigar fármacos, aunque están ganando relevancia otras como los de productos etiquetados como biológicos, procedimientos y radiación.

El perfil de los ensayos clínicos de patrocinio privado también es similar al de otros países cercanos, con una representación bastante equilibrada de fases de la investigación clínica.

Asimismo, y directamente relacionado con el desarrollo del sistema español en la última década, se observa el crecimiento de ensayos en fase 1 con respecto al año 2010.

Los ensayos clínicos independientes presentan una mayor predominancia en fases iniciales y sin fase (observacionales, de aparatos). España presenta una distribución por fases en la última década con alguna preferencia por los ensayos en fase 2 y 3, aunque esa tendencia se está revirtiendo en favor de ensayos en fases iniciales y sin fase.

El relevo generacional y el liderazgo de la mujer en la ciencia

Aunque los investigadores españoles están en la élite mundial, según el informe sigue sin mejorar el relevo generacional ni el liderazgo de la mujer en la ciencia.

España tiene un perfil envejecido y masculino, debido a un mayor apoyo a investigadores con carrera consolidada frente a los que están iniciando su carrera.

Esto, a juicio de los expertos del informe, compromete la sostenibilidad del sistema español de investigación en el futuro. Esta situación se manifiesta en el hecho de que la mayor parte de la financiación es captada por categorías senior. Los investigadores españoles son muy competitivos en las convocatorias del European Research Council (ERC), en las ayudas advanced y no starting.

El informe añade a esta observación que en el conjunto de las convocatorias del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y Agencia Estatal de Investigación (AEI), el número de mujeres investigadoras principales se sitúa cerca del 40%, una proporción que sin casi variación durante la última década.

Las mujeres investigadoras siguen siendo ligeramente más jóvenes que los investigadores principales varones y la media de edad de los investigadores parece estar estabilizándose alrededor de los 50 años.