Existe un concepto erróneo de que el VIH es una enfermedad de los jóvenes y, en particular, de los jóvenes homosexuales y bisexuales. En realidad se estima que, en los países del primer mundo con sistemas de salud bien desarrollados, casi la mitad de los que padecen esta enfermedad tienen más de 50 años. De hecho esta población representa el 17 % de las nuevas infecciones por sida.

La falta de percepción sobre el riesgo de VIH en las personas mayores, así como los proveedores sanitarios y la sociedad en general, inhibe la inversión en la educación, las pruebas y las respuestas programáticas para abordar el VIH en esta población, según han asegurado los investigadores.

El estigma provoca aislamiento social, ya sea por el rechazo de la sociedad o la retirada autoprotectora que conduce a la soledad y, en última instancia, la depresión. Este estigma también hace que las personas se muestren reacias a revelar su estado de VIH, lo que puede afectar a su tratamiento para reducir la transmisión.

Por todo esto, los expertos han destacadao la necesidad de capacitar a los profesionales sanitarios en la detección del VIH y la iniciación de la terapia antirretroviral en las poblaciones de mayor edad.

De momento se espera que el índice de casos de personas mayores de 50 años con la enfermedad aumente hasta un 70 por ciento en el año 2020.