En este marco, nace la primera red europea de este este tipo de trasplantes, TrasplantChild, que estará coordinada por el Hospital de la Paz de Madrid, donde se han realizado el 30% de los trasplantes infantiles realizados en España en los últimos 20 años.  

"Afortunadamente la demanda se cubre bastante bien, pero representa un esfuerzo de todo el sistema por la escasez de este tipo de donantes", ha destacado el director de la ONT, Rafael Matesanz, durante la presentación de TrasplantChild.

De hecho, según ha explicado el experto, la donación de vivo de riñón ha permitido que en estos casos apenas haya 14 pacientes en lista de espera, cuando en los años 90 había más de 60-70.   

La mayoría de trasplantes pediátricos que se hacen en el mundo se realizan en Europa y Estados Unidos, ya que requieren especialistas y técnicas "más sofisticadas" que las que se utilizan en un trasplante de adulto.  

Los principales órganos que se trasplantan en niños son: el riñón y el hígado, los únicos de los que se pueden hacer donaciones de vivo, con entre 40-50 intervenciones al año en cada caso en España, mientras que otros como pulmón, corazón o intestino se trasplantan mucho menos y dependen de los donantes que haya cada año.  

"Hay que casar grupo sanguíneo y el tamaño del órgano de donante y receptor", ha explicado Matesanz, que reconoce que cuando los órganos proceden de donantes fallecidos a veces se aprovecha para trasplantar varios órganos a la vez, lo que se conocen como trasplantes multiviscerales.   

Estas intervenciones se realizan para tratar enfermedades congénitas en la que el daño del intestino también afecta a otros órganos y son las más complejas de realizar en el ámbito de los trasplantes, "incluso más que el de cara", según Matesanz, ya que duran entre 18 y 24 horas. 

En España se han realizado 52 intervenciones de este tipo, todas en La Paz.   El director de la ONT ha reconocido que esto es posible gracias a la solidaridad que demuestra la sociedad española con este tema, ya que en las donaciones infantiles el porcentaje de negativas familiares es incluso más bajo que el de adultos. "Las familias entienden perfectamente que cuando han perdido a un hijo de forma trágica hay otros niños que se pueden beneficiar", ha destacado.

Por otro lado,  la supervivencia de los pacientes que se someten a un trasplante en edad pediátrica es "realmente buena" y, en el caso del hígado o el riñón, es incluso "manifiestamente superior" a la de los adultos, según Matesanz, a pesar de que la variabilidad del sistema inmune hace que las posibilidades de rechazo sean mayores.   

De hecho, ha añadido Paloma Jara, coordinadora de la red europea, en los pacientes trasplantados en La Paz la supervivencia del riñón después de 5-8 años es del 95% mientras que, en pacientes sometidos a un trasplante hepático, hasta el 85% siguen vivos después de 10 años.   

"Ya tenemos pacientes con 30-40 años, que incluso han tenido hijas y va todo bien", según esta experta, que también celebra que en el caso del trasplante cardiaco la supervivencia es de un 75% y en el intestinal algo menor, dada su complejidad.

Esta experta reconoce que uno de los principales avances en el trasplante pediátrico ha sido la donación de vivo, ya que se pueden utilizar órganos de adultos, lo que ha permitido que los niños casi no fallezcan en lista de espera.  

Jara ha reconocido que uno de los problemas del trasplante pediátrico es la transición cuando los niños pasan a ser atendidos por médicos de adultos, ya que "hay chavales que dejan de tomar la medicación inmunosupresora y hay más riesgo de pérdida de órganos".

Precisamente uno de los objetivos de esta nueva red europea será "compartir conocimiento y experiencias" para ver cómo abordar esta transición, "para que el niño tenga calidad de vida mejor y haya mejor supervivencia y esté socialmente más protegido", según la coordinadora. 

La red 'TransplantChild' está formada por 18 hospitales de 11 países: Alemania, Bélgica, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Italia, Lituania, Polonia, Portugal y Suecia, además de España.   "Se trata de una transferencia de conocimiento y experiencia, de compartir proyectos de investigación", ha señalado Matesanz, que niega que vaya a abrir la puerta a enviar niños a trasplantar de un país a otro, salvo que haya acuerdos bilaterales específicos como sucede entre España y Portugal, precisamente por la escasez de órganos que hay.