La supervivencia puede ser más del doble para aquellos adultos con gliosblastoma, el tipo de tumor cerebral más común y mortal, si los neurocirujanos extirpan el tejido circundante al igual que hacen con el núcleo canceroso del tumor, según los investigadores de la Universidad de California San Francisco (UCSF).

El objetivo de los neurocirujanos ha sido lograr la resección total, es decir, la extirpación completa del tumor que se ve con contraste. Por lo que este avance representararía un cambio de paradigma.

La supervivencia promedio para el 91% de los pacientes con glioblastoma cuyo tumor se caracteriza por mutaciones de tipo salvaje IDH, es de 1,2 años. Sin embargo, el 9% tiene un tipo de glioblastoma clasificado como mutante IDH, con una supervivencia promedio de 3,6 años.

Para el estudio, los investigadores han rastreado los resultados de 761 personas recién diagnosticadas en la UCSF, y tratados entre 1997 y 2017. Los pacientes, cuya edad media era de 60 años, se dividieron en cuatro grupos con riesgo variable según la edad, los protocolos de tratamiento y el alcance de las resecciones de tumores con y sin contraste.

Durante el estudio, identificaron un grupo de 62 pacientes cuya supervivencia promedio fue de 37,3 meses (3,1 años). En estos casos, había tumores mutantes con IDH o tenían menos de 65 años con tumores de tipo salvaje con IDH y habían recibido radiación y quimioterapia con temozolomida en prácticamente todos los casos. Cada uno de ellos tuvo resecciones con una media de 100% de tumor con contraste y una media de 90% de tumor sin contraste.

En comparación, los 212 pacientes menores de 65 años que habían recibido las mismas terapias, pero tenían resecciones más modestas del tumor no potenciador, sobrevivieron solo 16,5 meses (1,4 años) en promedio.

Estos resultados se han confirmado con cohortes de pacientes en la Clínica Mayo y el Estudio de tumor cerebral de Ohio de la Clínica Cleveland.

El grupo de pacientes que vivieron más tiempo, tuvieron un rendimiento tan bueno como aquellos con la variante mutante de IDH cuando se eliminó una porción del tumor que no se ve con contraste, según señalan los autores.

De tal modo, que los investigadores advierten de que la resección máxima solo debe lograrse cuando se puede realizar de forma segura utilizando técnicas como el mapeo cerebral intraoperino, lo cual significa que las áreas del cerebro responsables del habla motora, sensorial y cognitiva, se tienen que probar durante la cirugía para garantizar que estas áreas funcionales se conserven en perfecto estado.