Este nuevo sistema se coloca como si fuera un parche en la piel y permite medir diferentes marcadores de salud y enviar toda la información al teléfono móvil.

El parche tiene unos 50 componentes conectados por una red de 250 pequeñas bobinas de alambre recubiertas de una suave silicona protectora, que le permite adaptarse mejor a la piel, en comparación con otros dispositivos de monitorización.

Además, a diferencia de los sensores planos, las pequeñas bobinas de cables de este dispositivo son tridimensionales, lo que maximiza la flexibilidad, ya que pueden estirarse y contraerse sin romperse.

Los creadores de este nuevo estudio, explican, que este dispositivo tendrá una gran variedad de aplicaciones, incluyendo un seguimiento continuo de la salud y el tratamiento de enfermedades.

"Combinando grandes datos y tecnologías de inteligencia artificial, los biosensores inalámbricos pueden ser desarrollados como parte de un sistema médico completo que permita la recopilación, almacenamiento y análisis de información sanitaria", ha señalado Kyung-In Jang, profesor de Ingeniería Robótica del Daegu Gyeongbuk que ha participado en su desarrollo.

En definitiva, se trata de una gran avance al permitir monotorizar la salud de una persona de una manera tan sencilla y cómoda.