El equipo ha desarrollado un cóctel terapéutico de moléculas que administró a ratones con una lesión de la médula espinal o un accidente cerebrovascular y, con esto, observaron que los ratones eran capaces de recuperar las habilidades motoras finas.

Esta es la primera vez que un tratamiento ha permitido que la lesión de la médula espinal y el modelo de accidente cerebrovascular consiga la recuperación funcional. Para ello el equipo diseñó el cóctel mediante la combinación del factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF1) y una proteína llamada osteopontina (OPN), lo que promovió el rebote de los nervios y la mejora de la visión en ratones con lesiones ópticas.

Para saber si la combinación influiría en la recuperación funcional, el equipo de científicos estudió un modelo de ratón con lesión en la médula espinal en un lado del cuerpo y vieron que los animales fueron capaces de recuperar poco a poco algunas de sus principales funciones motoras a través del rebote de sus axones, pero también mantuvieron grandes déficits en sus habilidades motoras finas, por lo que les resultaba difícil subir escaleras con peldaños irregulares.

En contraste, cuando se inyectó a los animales con IGF1 y OPN un día después de la lesión de la médula espinal, sus habilidades motrices finas mejoraron de forma importante. En la semana 12, el equipo observó que las tasas de error de los ratones en la escalera irregular se redujo al 46%, desenvolviéndose sorprendentemente mejor que el grupo de control no tratado, que todavía continuó cometiendo errores el 70% del tiempo. ¿La causa? Una mejora por un aumento en el brote de axones y la regeneración que se produjo por la mezcla terapeútica.

Tras esto, el equipo añadió 4-aminopiridina-3-metanol al cóctel para mejorar la conducción axonal, pero cuando les dieron la mezcla de tres moléculas vieron que las tasas de error en la tarea de escalera irregular se redujo al 30%, sólo un 10% más alto que el lado sano. Es decir, se vio lo que esperaban, un brote de axón en la médula espinal, pero también algo inesperado, un aumento del axón en el área subcortical.

Mediante la técnica de la manipulación genética, el equipo eliminó los axones brotados del CST y encontró que la mejora disminuía,lo que significa que la recuperación funcional no fue particularmente dependiente del brote en las regiones subcorticales, sino en las de la médula espinal. Por eso el equipo desea poder llevar el trabajo a ensayos clínicos.