Se trata de un derivado mejorado del resveratrol, un ingrediente natural que se encuentra, en pequeñas cantidades, en un gran número de alimentos como las uvas, los frutos secos o los rojos, según informa la Fundación Descubre.

El nuevo fármaco podría funcionar en patologías como el alzheimer, el parkinson o la enfermedad de Huntington. Asimismo, los expertos han estudiado un método más efectivo para hacer llegar la sustancia a las zonas del cerebro afectadas. Lo harían mediante una estrategia multidiana.

Los métodos más utilizados actualmente se basan en suministrar un medicamento para un único objetivo. Pero con este nuevo procedimiento, el fármaco alcanza diversos puntos de acción. En concreto se refiere, por ejemplo, a preservar a la neurona, reducir la inflamación en el sistema nervioso central o proteger de daños oxidativos al mismo tiempo.

Juan Carlos Morales, el científico del IPBLN, apunta que el proyecto tiene su origen en el resveratrol, una molécula que entre sus beneficios destacan su actividad antitumoral y neuroprotectora. A partir de ella, se efectuaron modificaciones químicas para mejorar estas ventajas y convertirlo en un potencial fármaco.

El fin del estudio es crear un fármaco, tomando como punto de partida el resveratrol. Aunque este ingrediente presenta un inconveniente, ya que se necesitan grandes cantidades para emplearse en ensayos clínicos en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, al presentar escasa biodisponibilidad.

Así, se modifica químicamente para conseguir una molécula que, suministrada como medicamento, mejore a pacientes afectados por una enfermedad neurodegenerativa.

En este sentido, los trabajos desarrollados por los grupos de investigación del IPBL, se centraron en modificar químicamente el resveratrol para potenciar sus funciones neuroprotectoras, antiinflamatorias y antioxidativas.

A su vez, han mejorado su eficacia, con menos cantidad y menos efectos secundarios. Así, llega de manera más directa al objetivo.