Los investigadores, liderados por dos científicos españoles del Hospital Universitario de Essen, Alemania, han comprobado que la combinación de inhibidores, ya empleados en otros tratamientos oncológicos, con inductores de la autofagia, podrían mejorar los resultados contra algunos de los cánceres más agresivos.
Los investigadores han solicitado ya una patente internacional
Para ello, los científicos han trabajado con líneas celulares, xenoinjertos (trasplantes de otras especies) y organoides derivados de tumores de pacientes (minitumores 'cultivados' en el laboratorio). Ya han solicitado una patente internacional para esta terapia combinada, aunque han advertido que aún es necesario continuar con la investigación antes de comenzar ensayos clínicos.El descubrimiento, que ha sido posible gracias a la donación de tumores de los pacientes y la colaboración entre científicos y médicos, ha sido financiado por el Consorcio Alemán contra el Cáncer, el programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea, la Fundación Alemana para la Investigación y el programa prioritario de Oncología Traslacional de la Asociación Alemana contra el Cáncer, cuyo consorcio está dirigido por el español Peña-Llopis.
El gen BAP1, clave en la agresividad del tumor
Los investigadores españoles aseguran que algunos cánceres originados en distintos órganos se caracterizan por las mutaciones en el gen supresor de tumores BAP1, que provoca que la proteína pierda su función, y han asegurado que los pacientes tienen en ese caso peor pronóstico y opciones muy limitadas de tratamiento, ya que los cánceres que se desarrollan son muy agresivos y tienden a diseminarse rápidamente a otros órganos.En el estudio, los investigadores han descrito cómo la mutación de ese gen provoca además que se bloquee la 'autofagia', que es esencial para el reciclaje de los orgánulos y otros componentes celulares. Además, han comprobado que esa combinación de fármacos tiene un efecto sinérgico que permite reducir la dosis necesaria y minimizar los efectos secundarios en ese tipo de pacientes, por lo que el tratamiento podría llegar a ser altamente selectivo y de medicina personalizada.
Inhibidores ya usados en la práctica clínica
Los fármacos inhibidores que proponen ya se están utilizando en la práctica clínica para tratar algunos tipos de cáncer, entre ellos algunos tipos de leucemia mieloide crónica, sin embargo, los inductores de la 'autofagia' que proponen no se han probado todavía en humanos. Los estudios que se han realizado en ratones sugieren que estos inductores no producen efectos secundarios y que inducir esa 'autofagia' puede tener efectos muy beneficiosos también a nivel fisiológico.Los científicos españoles han detallado los diferentes pasos y pruebas que han seguido hasta probar la combinación de fármacos que proponen, protegida ahora por una patente internacional, en modelos preclínicos de organoides generados a partir de tumores de pacientes con diferentes tipos de cáncer.
También han manifestado su intención de iniciar los estudios clínicos cuanto antes, aunque insisten en que deben garantizar la seguridad, por lo que van a iniciar estudios en modelos animales para comprobar la efectividad y los efectos secundarios, y han observado que los inductores de la autofagia no están todavía aprobados por las agencias del medicamento y requerían iniciar ensayos clínicos para demostrar su eficacia y comprobar que no son tóxicos.
Melanoma ocular: una necesidad urgente de tratamiento
En algunos de estos tipos de cáncer, como el melanoma ocular, se produce metástasis en los años posteriores al diagnóstico, han observado los investigadores, que esto no ha variado durante las últimas décadas debido a la falta de opciones terapéuticas, y han augurado por ello que ante las pocas alternativas que existen en la actualidad se podrían acelerar los tiempos de esos ensayos clínicos.Los resultados del estudio se han publicado en la revista científica 'Autophagy'. La investigación ha sido coordinada los españoles Samuel Peña-Llopis, jefe del grupo de Genómica Traslacional del Departamento de Oftalmología del Hospital Universitario de Essen (Alemania), y Silvia Vega Rubín de-Celis, directora del grupo de Autofagia en el Cáncer del Instituto de Biología Celular del mismo centro.