Hasta entonces se pensaba que tras un infarto se derrumbaba un dogma clásico según el cual tras un infarto existía una reparación progresiva del miocardio y podría cambiar el tratamiento futuro de esta dolencia cardiaca.

Después, se creía, que inmediatamente después de un infarto, se producía una reacción inflamatoria (caracterizada por un incremento del contenido de agua y células) en el tejido infartado y que ésta permanecía estable durante al menos una semana con una posterior desaparición progresiva.

Hace dos años este mismo equipo publicó una serie de trabajos en un modelo experimental donde se cuestionaba este viejo dogma pero en este trabajo, liderado por el cardiólogo Borja Ibáñez, han usado la tecnología de resonancia magnética más avanzada para demostrar que el corazón humano responde con dos reacciones edematosas muy bien diferenciadas y separadas en el tiempo.

Hace dos años este mismo equipo publicó una serie de trabajos en un modelo experimental donde se cuestionaba este viejo dogma pero en este trabajo, liderado por el cardiólogo Borja Ibáñez, han usado la tecnología de resonancia magnética más avanzada para demostrar que el corazón humano responde con dos reacciones edematosas muy bien diferenciadas y separadas en el tiempo.

Tras la demostración en 2015 de que existía una reacción inflamatoria bimodal en animales de experimentación, quedaba por demostrar lo más difícil, que en pacientes también ocurre esta reacción tan peculiar del músculo cardiaco.

Así con esta nueva teoría hace replantearse el momento en el que los ensayos clínicos deben realizar una resonancia magnética para cuantificar el daño irreversible en los pacientes.

"Hasta ahora existía una visión liberal y estos estudios de imagen cardiaca se realizaban en cualquier día post-infarto. Estos nuevos trabajos nos muestran que las resonancias magnéticas con este objeto deben de realizarse entre el día 4 y 7 post-infarto, momento en el que la segunda onda inflamatoria/edematosa es prominente y ocupa toda el área que estuvo sin riego sanguíneo durante el infarto", ha explicado uno de los autores del estudio.