El chicle lidera un agente de sabor amargo si detecta una inflamación en la cavidad oral, avisando así al paciente de la necesidad de visitar al dentista para confirmar el diagnóstico y tratar la enfermedad.

Para lanzar el chicle al mercado, el equipo de Meinel, los creadores de esta nueva iniciativa, planea crear una empresa, aunque creen que se tardará entre dos y tres años en poder comercializarlo.

Actualmente se están desarrollando pruebas rápidas de chicle para otras aplicaciones médicas, y esperan ser capaces de diagnosticar otras enfermedades en cualquier lugar y momento para hacerlo lo más pronto posible.