Para llegar a esta conclusión el equipo de científicos del Centro de Investigación Biomédica de Leicester, incluyó a 420.727 personas que en el momento del estudio no tenían ningún tipo de enfermedad cardíaca ni tampoco cáncer.

Tras seis años de la recopilación de datos, se contabilizaron 8.598 muertes en la muestra, entre ellas había 1.654 por enfermedad cardiovascular y 4.850 por cáncer.

Los datos que utilizaron fueron la velocidad al caminar medida a través de tres categorías: ritmo lento, constante o rápido, para poder predecir el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular o cáncer.

Así pudieron ver que los que caminaban lento tenían el doble de probabilidades de tener una muerte cardiovascular, en comparación con los que iban más rápido en ambos sexos.

Otros factores de riesgo como el tabaquismo, el índice de masa corporal, la dieta o el tiempo que dedicaban a ver la televisión no influían en esas muertes, por lo que caminar lento se convertía en el principal factor de riesgo de una muerte cardiovascular.