Una de las causas para llegar a esta conclusión es que estas cifras se incrementarán a medida que las poblaciones europeas envejezcan.

Los autores de este estudio basan sus hallazgos en los datos de la encuesta SILC realizada en 26 países europeos de ingresos altos y medios que fueron recopilados entre los años 2008 y 2014, tablas de esperanza de vida y proyecciones de población específicas desde 2015 y hasta 2050 proporcionadas por Naciones Unidas.

Para analizar los resultados de esta encuesta, los investigadores combinaron todos los datos para calcular la expectativa de vida restante sin limitaciones severas de la función física, es decir años de vida saludables, sexo, edad y país.

También, tuvieron en cuenta las diferencias culturales y los sistemas de bienestar que pueden influir en quienes se identifican como físicamente incapacitados.

Así, el análisis confirmó que existen más mujeres que hombres que reportaron limitaciones en la capacidad física como resultado de problemas de salud a largo plazo en todos los países estudiados.

Las cifras también indicaron amplias variaciones en la salud con la información que aportaron los adultos mayores de ambos sexos. Por ejemplo, alrededor de una de cada diez mujeres suecas mayores de 65 años dijo que su vida diaria estaba severamente restringida por problemas de salud, en comparación con aproximadamente uno de cada tres de sus pares en Eslovaquia.

Pero sobre la base de los cálculos, se espera que para 2047 alrededor de un cuarto (21%) de mujeres y alrededor de uno de cada seis (poco menos del 17%) hombres de 65 años o más tengan un problema de salud a largo plazo que restringirá severamente las actividades de la vida diaria.

La proporción de la población con mala salud fue muy similar en los 26 países, una vez que se tuvieron en cuenta las diferencias culturales. Se espera que esto se mantenga bastante constante a lo largo del tiempo, aunque la esperanza de vida aumente, sugieren las cifras.