Se trata de un estudio publicado en la revista 'Science', y podría cambiar la forma en la que los científicos entienden el melanoma y otros tipos de cáncer y podría llevar a nuevos tratamientos tempranos, antes de que el cáncer se haya afianzado.

"Un misterio importante ha sido por qué algunas células en el cuerpo ya tienen mutaciones observadas en el cáncer, pero no se comportan todavía plenamente como el cáncer", dice el primer autor del artículo, Charles Kaufman, investigador postdoctoral en el Laboratorio Zon en el Hospital de Niños de Boston. "Hemos encontrado que el principio del cáncer se produce después de la activación de un oncogén o la pérdida de un gen supresor tumoral e implica un cambio que hace que una sola célula madre, ha explicado. 

Ese cambio, según detectaron Kaufman y sus colegas, implica un conjunto de genes que podrían dirigirse para detener el comienzo del cáncer. El estudio fotografió un pez cebra en vivo en el tiempo para realizar el seguimiento del desarrollo de melanoma. Todo el pez tenía la mutación humana para el cáncer BRAFV600E, que se encuentra en la mayoría de las manchas benignas, y también había perdido el gen supresor tumoral p53.

Los expertos diseñaron peces para que las células individuales se iluminaran en color verde fluorescente si un gen llamado Crestin se encendía, como un "faro" que indica la activación de un programa genético característico de las células madre. Este programa normalmente se apaga después del desarrollo embrionario, pero de vez en cuando, por razones aún no conocidas, Crestin y otros genes en el programa volverán a encenderse en ciertas células.

Cuando Kaufman, Zon y sus colegas examinaron para ver qué era diferente en estas células cancerosas tempranas, encontraron que Crestin y los otros genes activados son los mismos encendidos durante el desarrollo embrionario del pez cebra, en concreto, en las células madre que dan lugar a la células de pigmento llamadas melanocitos, dentro de una estructura llamada la cresta neural.