Las personas son el producto de la metamorfosis, ya que durante la tercera semana de su existencia embrionaria, se realizan elecciones genéticos fatídicas que comienzan a transformar una pequeña bola de células madre idénticas en un organismo complejo de carne, huesos, tendones, cerebro, corazón, intestino y pulmón.

Esta investigación ha revelado que una proteína de unión al ADN llamada Foxd3 actúa como una señal de tráfico genética, impulsando esa bola de células indiferenciadas en un estado de preparación para su gran transformación en la tercera semana de desarrollo.

"La capacidad de esta proteína para conseguir programas de genes complejos preparados y listos para desarrollarse en cualquier momento añade una nueva capa importante a nuestra comprensión fundamental de cómo funciona el desarrollo", afirma el autor principal del estudio, Robert Blelloch, profesor y vicepresidente de investigación básica en el Departamento de Urología de la UCSF y miembro del Centro Eli y Edythe Broad de Medicina Regenerativa e Investigación con Células Madre en la UCSF. 

Los defectos en Foxd3 y proteínas relacionadas son muy propensos a jugar un papel clave en enfermedades de adultos y de desarrollo. Blelloch explica: "Muy poca actividad puede hacer que los tejidos no se desarrollen correctamente, mientras que demasiada podría estar vinculada con el crecimiento excesivo del tejido, como se ve en el cáncer".

El nuevo descubrimiento es parte de una revolución en curso en la comprensión de los genetistas de la importancia de los potenciadores de genes. Estas pequeñas piezas de ADN desempeñan un papel clave en la coordinación de los programas genéticos que determinan el papel de una célula en el cuerpo, como lo que hace de una neurona diferente de una célula de riñón o célula muscular.