El ictus es la interrupción del riego sanguíneo en cualquier parte del cerebro. Puede ocurrir por la aparición de un coágulo en un vaso sanguíneo o por la rotura del vaso. La hipertensión, las arritmias cardíacas, la diabetes, el consumo de alcohol o el tabaquismo son algunos de los factores que aumentan el riesgo de sufrirlo.

Las primeras 3-6 horas después del ictus son clave, puesto que cada minuto en el que se detiene el riego sanguíneo mueren 1.9 millones de neuronas y 14 billones de conexiones neuronales y, porque por cada hora, el cerebro tiene un envejecimiento de 3.6 años.

Los expertos señalan que existe un factor hormonal en las mujeres que hace que sean más propensas a sufrir una muerte cerebral pero, a esto se le suma el gran desconocimiento de esta enfermedad y el no darle importancia a los síntomas.

Las principales afecciones que indican que una persona sufre un ictus en ese momento son el no poder sonreír, tener la boca torcida, perder la fuerza en una parte del cuerpo, tener un fuerte dolor de cabeza o dificultades al hablar.

A través de la información y la formación es como mejor se pude ayudar a prevenir complicaciones, según la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN).

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1 de cada 6 personas sufrirá un ictus a lo largo de su vida

Conoce los síntomas del ictus