El documento aborda la combinación de los síntomas de la EPOC con el asma, una situación que favorece que estos pacientes presenten más síntomas y una peor calidad de vida.

"A pesar del acercamiento de opiniones entre los especialistas de asma y los de EPOC, no existía todavía un criterio uniforme", ha señalado el neumólogo Marc Miravitlles, coordinador de la Guía Española de la EPOC (GesEPOC).

Para ello, representantes de esta guía y de la Guía Española para el Manejo del Asma (GEMA), han formado un grupo de trabajo para unificar los criterios sobre su diagnóstico.

El objetivo es englobar a pacientes con asma y EPOC, más aquellos pacientes con EPOC y rasgos asmáticos. 

Estudios previos reconocen el asma infantil como un factor de riesgo independiente para el desarrollo de la EPOC, especialmente si coincide el consumo de tabaco. Pero, según ha añadido Vicente plaza, coordinador de la GEMA, no existe evidencia que justifique un origen común.

En cuanto al tratamiento, el consenso establece los mismos que para la EPOC y el asma por separado, es decir, prevenir las exacerbaciones, alcanzar y mantener un control aceptable de los síntomas y reducir la obstrucción bronquial.

Así, el tratamiento inicial sería una combinación de glucocorticosteroides inhalados y broncodilatadores beta adrenérgicos de larga duración (LABA). Y se considerará la acción de un broncodilatador antimuscarínico de larga duración (LAMA) a dicha combinación si persisten exacerbaciones o síntomas relevantes.

La EPOC se caracteriza esencialmente por una limitación crónica al flujo aéreo poco reversible y asociada principalmente al humo de tabaco.

Cada año mueren en España 18.000 personas por causa de esta enfermedad, un hecho que la convierte en la primera causa de muerte por enfermedad, no cancerosa, evitable en nuestro país. Además, es la única patología relacionada con el tabaco cuya mortalidad sigue aumentando. Aunque no es curable, un diagnóstico precoz permite iniciar el tratamiento para frenar su evolución.