No son personal sanitario, son ciudadanos conscientes de que, cuando se produce una parada cardiaca fuera de un centro sanitario, la intervención inmediata de personas formadas en la práctica de maniobras de resucitación cardiopulmonar (RCP) y en la aplicación de desfibrilación precoz, puede ser vital. Por este motivo, quieren prepararse y aprenden a utilizar desfibriladores externos semiatuomáticos (DESA)
Según datos del Servicio Territorial de Sanidad y Bienestar Social de la Junta de Castilla y León en Segovia hay más de 1.100 personas que, tras ser formadas y autorizadas, están registradas para el uso de desfibriladores externos semiautomáticos.

El número de voluntarios crece y ese crecimiento es un reflejo de la sensibilización de una población que reclama la instalación de desfibriladores en espacios públicos. Sin embargo, la dotación de aparatos para recuperar el ritmo cardiaco aún es muy reducida en Segovia.

En concreto, fuera de los que son centros de salud y dependencias sanitarias, hay 27 desfibriladores repartidos por el mapa provincial, 13 están instalados en la capital, 5 en Valsaín, 4 en Valverde del Majano, 2 en San Ildefonso, 2 en Coca y 1 en Cuéllar, según informa la Junta.  Por lo que la realidad de la provincia y de España se aleja de otros países europeos.

En nuestro país hay unas 10.000 unidades, frente a las 100.000 existentes en Francia. Si junto a cada extintor hubiera un desfibrilador se podrían salvar hasta 4.500 vidas al año, por este motivo la campaña de laSexta, Constantes y Vitales, solicita, mediante la recogida de firmas, a las comunidades autónomas la instalación de desfibriladores en espacios públicos.