La existencia de desfibriladores semiautomáticos en lugares públicos y la formación en las técnicas básicas de recuperación cardiopulmonar podrían salvar un elevado porcentaje de las personas que sufren un paro cardíaco. Para llegar a este objetivo el desfibrilador debe llegar en los primeros 4 minutos.

España está a la cola de Europa en el número de desfibriladores instalados. Cada año fallecen unas 30.000 personas en España por paradas cardiorrespiratorias. Mientras que en toda la geografía española se estima que hay 10.000 unidades, en Francia hay 100.000, en Alemania 80.000 y en el Reino Unido 50.000.

El motivo son las distintas normativas que hay en las comunidades autónomas, las cuales, además, van cambiando y actualizándose "constantemente", lo que provoca que España no tenga una legislación nacional que inste a la instalación de desfibriladores en todas las comunidades.