Morreale fue endocrinóloga y dedicó su vida a estudiar cómo el yodo, y la carencia de él, afecta a la salud de las personas. En concreto, que producía una serie de enfermedades relacionadas con la glándula tiroides, como el bocio, y que solo había que incluir suficiente yodo en la dieta de la población para evitarlas.

En 1976 impulsó un estudio sobre la detección del hipotiroidismo congénito en recién nacidos, una enfermedad que afecta a uno de cada 2.300 nacidos y que consiste en la incapacidad de producir cantidades normales de la hormona tiroidea y, que resulta ser la primera causa de discapacidad mental prevenible.

En el momento del nacimiento, se realiza una pequeña punzón en el talón del bebé para obtener una muestra de sangre para detectar de manera precoz enfermedades metabólicas congénitas como es el hipotiroidismo.