La presentación de la declaración de la Renta (IRPF) es uno de los momentos más importantes en el calendario de los contribuyentes. Quienes saben de fiscalidad no tienen problemas para calcular si este impuesto les saldrá a pagar o a devolver, pero el común de los mortales espera al borrador que envía Hacienda para estar seguro del resultado.

En el mes de abril se abre el plazo para revisar el borrador y hay de plazo hasta junio para revisarlo con calma, modificar posibles errores y presentar la declaración. En 2021 el plazo se abrió el día 7 de abril. En este enlace puedes acceder a toda la información disponible en la web de Hacienda.

El IRPF es una de las piezas básicas del sistema tributario español y su finalidad es responder al principio que establece la Constitución española de que todos los españoles han de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos.

¿Qué grava el IRPF?

El IRPF grava la renta del ejercicio que tiene varios componentes:

1. Los rendimientos del trabajo, que son fundamentalmente los salarios, pero también otras rentas, como las provenientes de las pensiones percibidas.

2. Los rendimientos del capital, que son los que provienen de los inmuebles y los ahorros.

3. Los rendimientos de actividades económicas.

4. Y las ganancias (menos las pérdidas) que se van produciendo en el patrimonio personal. Y, en algunos casos, la propia ley imputa la existencia de una renta en el ejercicio.

Hay que tener en cuenta que no se grava toda la renta, sino que el impuesto se aplica una vez deducidos los gastos necesarios para generarla. Por ejemplo, las cotizaciones a la Seguridad Social son necesarias para obtener los salarios, por lo que no se gravan. Lo mismo pasa con diferentes comisiones que se pagan en relación con los ahorros.

Además, se tributa conforme a una escala en la que quienes tienen mayor renta pagan más impuestos por dos razones. En primer lugar, porque, obviamente, declaran más renta. Pero, en segundo lugar, porque el IRPF es un impuesto progresivo, es decir, el porcentaje de la renta que se paga por el IRPF es mayor en una persona que obtiene más renta.

Resultado de declaración positivo

Cuando el resultado de la declaración es positivo, quiere decir que la declaración de la Renta ha salido a ingresar. Esto significa que el Estado nos ha retenido menos dinero del que nos correspondía durante el año fiscal. Al efectuar la compensación en la declaración de la renta, se ajustan las cuentas y entregamos un dinero que hasta ha permanecido en nuestra cuenta bancaria.

Hacienda permite que el pago se realice de una sola vez o fraccionado en dos pagos. En el momento de presentar la declaración deberás abonar un 60% del importe y podrás retrasar hasta finales de año el pago del 40% restante. Para poder hacer el pago fraccionado debes demostrar que no tienes liquidez.

Resultado negativo

En este caso Hacienda debe devolverte dinero. Tras confirmar el borrador de tu declaración y solicitar la devolución, en un plazo entre uno y seis meses recibirás el dinero en tu cuenta bancaria.

Las devoluciones con cantidades bajas se efectúan con bastante inmediatez, mientras que las de importe considerable suelen tardar más. Pero deberías recibir la devolución antes de que termine el año, puesto que, en caso contrario, la Agencia Tributaria tendría que pagarte intereses de demora.

El problema es mayor cuando quien tiene que pagar eres tú. Si tienes un resultado positivo debes presentar tu declaración dentro del plazo y solicitar la domiciliación del pago o pedir su fraccionamiento. Si no cumples con los plazos, la Agencia Tributaria te sancionará y, a la cantidad que deberías pagar, le añadirá intereses.