La Semana Santa es uno de los periodos más importantes del cristianismo. Esta festividad comienza el conocido como Domingo de Ramos. A partir de ahí dura una semana. Hasta el siguiente domingo, que se conoce bajo el nombre de Domingo de Pascua. Durante este período de tiempo, los creyentes recuerdan la pasión de Cristo. De ahí que el Jueves Santo se rememore la última cena de Jesús con sus discípulos y el Viernes Santo su crucifixión.

Pero antes de eso está el Domingo de Ramos, día en el que también se recuerda un relato concreto de la Biblia. Se trata de la entrada de Jesús a Jerusalén. Ese recoge Mateo 21: "La gente, muy numerosa, extendió sus mantos por el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino". Es precisamente esta escena la que se reinterpreta cada Domingo de Ramos.

Con la presencia de las ramas se recuerda la actitud de la multitud en la entrada del "profeta Jesús, de Nazaret de Galilea". Es más, esas ramas guardan un protagonismo durante toda la Semana Santa, pues se permanecen durante los siete días en un lugar privilegiado después de ser bendecidas por los sacerdotes, señala el portalDios Eterno.

Así, una vez finaliza la Semana Santa las ramas se queman en la Iglesia. Su ceniza se guarda para el Miércoles de Ceniza del año siguiente, día en el que se inicia la Cuaresma. Es decir, esos 40 días previos a la siguiente Semana Santa.