Hay un fenómeno que suele producirse cada 25 años del que no sabemos demasiado: las tormentas solares fuertes. Según National Geographic, esa es la cadencia en la que se da este acontecimiento, pero cada tres años hay tormentas solares menos potentes.

En julio de 2023, científicos rusos detectaron tres poderosas erupciones solares, una de las cuales llegó a interrumpir las comunicaciones de radio en onda corta, según informó el servicio heliogeofísico del Instituto de Geofísica Aplicada Académico Fiódorov (IPG), de Rusia. En diciembre de este mismo año, el Sol manifestó su mayor llamarada solar desde septiembre de 2017, según el astrofísico Ryan French, del Observatorio Solar de Reino Unido. ¿Pero qué es exactamente una llamarada solar y qué consecuencias puede tener?.

Qué es una llamarada solar

Las llamaradas o erupciones solares son emisiones energéticas de radiación electromagnética (y a veces de materia) procedentes de la superficie del Sol. Se cree que las explosiones solares se producen cuando la energía almacenada en campos magnéticos retorcidos (normalmente sobre las manchas solares) se libera de repente.

En cuestión de pocos minutos calientan la materia a muchos millones de grados y producen un estallido de radiación en todo el espectro electromagnético. Se emiten desde las ondas de radio hasta rayos X y gamma, como explican desde la Agencia Espacial Europea.

Consecuencias de las erupciones solares

La mayor parte de esta radiación electromagnética es absorbida por la ionosfera diurna de la Tierra y tiene escasos efectos sobre el planeta, según Science Focus. No obstante, estas poderosas explosiones de energía pueden afectar a las comunicaciones por radio, a las redes de energía eléctrica, a las señales de navegación y presentar riesgos para las naves espaciales y los astronautas.

Esto se debe a que las llamaradas solares aumentan la ionización de la atmósfera superior, desprendiendo electrones de sus átomos, lo que interfiere en la propagación de las señales de radio de onda corta utilizadas para las comunicaciones.

Las erupciones solares también calientan la ionosfera, provocando su expansión, lo que supone una amenaza potencial para los satélites artificiales en órbita terrestre baja.

Un escenario más peligroso se produce cuando una erupción solar libera una corriente de partículas subatómicas energéticas hacia la Tierra. Estas "eyecciones de masa coronal", o CME, golpean el campo magnético de la Tierra, apretándolo y sacudiéndolo, y pueden inducir enormes corrientes eléctricas en las líneas telefónicas y las redes de distribución eléctrica de la superficie de nuestro planeta. Las CME también pueden exponer a los astronautas a niveles peligrosos de radiación.

En general, sin embargo, no existen efectos a largo plazo de las erupciones solares, ni para los seres humanos, ni para el planeta Tierra. Este es un resumen de las consecuencias más importantes de las llamaradas solares:

  • Interferencias con los sistemas de comunicación: las erupciones solares pueden interferir con los sistemas de comunicación, como los satélites, los sistemas de posicionamiento global y los sistemas de radio.
  • Apagones: pueden causar apagones eléctricos, especialmente en las regiones cercanas a los polos magnéticos.
  • Radiación: las erupciones solares emiten radiación peligrosa que puede ser dañina para los astronautas en el espacio y para los seres vivos en la Tierra.
  • Eyecciones de masa coronal: algunas erupciones solares pueden lanzar enormes nubes de plasma solar al espacio que llamamos eyección de masa coronal. Si una eyección de masa coronal llega a la Tierra, puede causar una tormenta geomagnética que interfiera con los sistemas de comunicación y causar apagones eléctricos

En otras palabras, cuando el torrente de energía se emite en dirección a la Tierra, se pueden crear grandes tormentas de radiación, con daño para satélites, sistemas de comunicación y redes de transmisión de energía eléctrica. La parte 'buena' de las erupciones solares fuertes es que el chorro de partículas subatómicas energéticas que liberan a menudo nos regala espectaculares auroras boreales.

En declaraciones de Mark Miesch, profesor de astrofísica en la Universidad de Colorado (EEUU), quien colabora con la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) recogidas por la citada agencia: "Aunque el Sol no es ahora más activo que en las generaciones previas, nuestra sociedad ha cambiado. Con nuestra creciente dependencia de la energía eléctrica, las telecomunicaciones globales, la navegación y la aviación satelital, somos más sensibles que nunca a los cambios de humor del Sol".

Las últimas erupciones solares

Las erupciones solares se clasifican de menores a mayores como A, B, C, M o X dependiendo del flujo máximo de rayos X. Cada letra representa un incremento de 10 veces en la energía.

La primera erupción o fulguración solar detectada este verano fue una de clase M 1.1 en el rango de rayos X, se produjo a las 11.26 hora de Moscú (08.26 GMT) del domingo 16 de julio y tuvo una duración de 14 minutos. Las siguientes tuvieron lugar a las 18.08 y 20.46 hora de Moscú (15.08 y 17.46 GMT) y fueron las clases M 1.8 y M 4.0, respectivamente, informó Efe.

Llamaradas solares: las previsiones

El número de erupciones solares se incrementa en un ciclo aproximado de 11 años. El ciclo actual, el vigésimo quinto desde que en 1755 se inició el registro de estos fenómenos, comenzó en 2019 y, siguiendo inicialmente la pauta del anterior, fue extremadamente débil al principio, según datos de la agencia espacial estadounidense NASA recogidos por Efe.

En 2019 hubo 274 días sin manchas o erupciones solares, la cifra más alta desde 1913. Pero el ciclo en el que estamos aceleró su ritmo en 2022, superando los pronósticos de la NASA, que ahora calcula que hacia 2025 alcanzará su cima con unas 115 manchas y erupciones solares cada mes.