El caracol gigante africano, también conocido como lissachatina fulica (antes Achatina fulica), es una especie invasora de molusco terrestre nocturno. Son animales resistentes y pueden llegar a vivir hasta diez años. Según el ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el Achatina fulica es una de las peores plagas de caracoles a nivel mundial, tanto por su efecto devastador sobre cultivos de gran variedad de especies por su voracidad destructora, como por la transmisión de patógenos vegetales que afectan a los cultivos, así como por ser transmisor de parásitos peligrosos para la salud humana.

Si te encuentras con un ejemplar de caracol gigante africano, es importante recordar que no se debe tocar. En su lugar, se debe contactar a las autoridades competentes, como el número de teléfono 646 601 457, para informar sobre su presencia. La detección temprana y una respuesta rápida son clave para proteger la biodiversidad y garantizar la salud y seguridad de la población.

Cómo es el caracol gigante africano

El caracol gigante africano se caracteriza por su concha cónica de entre siete y diez centímetros de alto, con una distintiva forma puntiaguda. El color de la concha suele ser marrón rojizo o violeta oscuro, pero variar dependiendo de la alimentación del animal.

El cuerpo del caracol gigante africano alcanza una longitud de aproximadamente 20 centímetros y puede llegar a pesar hasta 500 gramos, según Zooplus. Su cuerpo está dominado por un pie grande que les permite arrastrarse, mientras que en la cabeza tienen tentáculos y la boca.

La ingesta de alimentos se realiza a través de la rádula, una estructura en forma de lengua con pequeños dientes. Los órganos internos se encuentran dentro de la concha.

Diversidad de especies: ¿Qué especies y subespecies existen?

Los caracoles de la familia Achatinidae, a la que pertenece el caracol gigante africano, se clasifican en varios géneros que se diferencian por el aspecto de la concha, incluyendo el tamaño, el color y la forma. Cada género, a su vez, cuenta con numerosas especies y subespecies.

Entre las especies más conocidas se encuentran la Achatina achatina (caracol tigre gigante), originaria del oeste de África. Otras subespecies populares incluyen la Achatina immaculata, que habita en el sureste de África, y la achatina reticulata, que se encuentra principalmente en Tanzania y Zanzíbar.

¿Dónde habita el caracol gigante africano?

El caracol gigante africano es originario de África y se encuentra ampliamente distribuido en todo el continente. Con el tiempo, también ha sido introducido en muchos países tropicales alrededor del mundo.

Estos caracoles tienen mecanismos para protegerse del calor extremo y la sequedad, como un período de estivación. Durante los meses de invierno en esos lugares, cuando hace mucho calor, entran en un estado de reposo en el cual están menos activos, apenas comen y pueden descansar durante días.

Durante la estivación, es común que se forme una capa de cal en su concha y que los caracoles duerman durante varios meses. La duración de la estivación varía de una especie a otra, siendo el caracol gigante africano uno de los que reduce su nivel de actividad, a diferencia del caracol tigre gigante que puede estivar hasta diez semanas.

La achatina immaculata es la especie que más tiempo duerme, con una estivación que puede durar entre dos y cinco meses.

¿Qué come el caracol gigante africano?

El caracol gigante africano sale en busca de alimento durante unas dos horas al inicio del crepúsculo. Su dieta es omnívora, ya que puede consumir una amplia variedad de alimentos, incluyendo frutas, verduras y carroña.

En condiciones de humedad relativamente alta y temperaturas superiores a los 24 grados, es decir, con lluvia ligera y sin radiación solar directa, estos caracoles también pueden buscar alimento durante el día en la naturaleza. De lo contrario, tienden a esconderse bajo tierra y descansar. Además, son capaces de recordar las zonas donde encuentran comida, volviendo de forma recurrente para verificar si hay más alimento disponible.

¿Está el caracol gigante africano en España?

La presencia del caracol gigante africano en España ha sido motivo de preocupación debido a su carácter invasor y los riesgos asociados. Aunque tener esta especie está prohibida en España por ser una especie invasora, se han registrado avistamientos en algunos puntos de Andalucía y en las Islas Canarias.

De hecho, la Red de Detección e Intervención de Especies Exóticas Invasoras en Canarias (REDEXOS) ha emitido este mes de julio una alerta en Tenerife por el avistamiento de esta especie.

Es importante tener en cuenta que la introducción y propagación de especies invasoras representa una seria amenaza para la biodiversidad y los ecosistemas locales. Por lo tanto, es fundamental tomar medidas preventivas y de concienciación para evitar su propagación.

Enfermedades transmitidas por el caracol gigante africano

Si bien el caracol gigante africano no es venenoso, puede ser portador de diversas enfermedades que pueden afectar a los seres humanos. Una de las principales enfermedades transmitidas por estos caracoles es la meningitis. Estos caracoles pueden albergar y transmitir el Angiostrongylus cantonensis, un gusano parásito, si consumen excrementos de ratas que también son portadoras de la enfermedad. Si un ser humano ingiere accidentalmente un caracol infectado, el gusano puede transmitirse y causar meningitis.

Además, existe la posibilidad de que los caracoles gigantes africanos contagien salmonela y otras bacterias a las personas. Este riesgo aumenta si los caracoles han estado viviendo en libertad. Las bacterias pueden transmitirse a los seres humanos al manipular o consumir estos caracoles. Por lo tanto, es fundamental tomar precauciones al interactuar con ellos y evitar su consumo crudo.

Es importante destacar que, aunque existen culturas donde se valora la baba de estos caracoles por sus supuestas propiedades curativas, se han registrado brotes de meningitis relacionados con el uso de productos elaborados con la mucosidad de estos caracoles en Sudamérica. Por lo tanto, es esencial tener precaución y buscar asesoramiento médico adecuado antes de utilizar cualquier producto derivado de estos caracoles con fines medicinales o cosméticos.