¿Cada cuánto tiempo es necesario cambiar las sábanas? Seguro que tú también te has hecho esa pregunta. Y es que no son pocas las horas que pasamos durante día entre ellas y, como cualquier tipo de tela, también hay que lavarlas.

Mientras dormimos se acumulan diversos microorganismos que provienen de nuestra propia microbiota, es decir, los microorganismos que conviven con nosotros y son necesarios para el ser humano. Por ello, es imprescindible lavar la ropa de cama con la misma frecuencia que lo haríamos con cualquier prenda o tejido.

¿Cada cuánto se deben lavar las sábanas?

Las sábanas, y el resto de ropa de cama, deben lavarse más que cualquier otra tela que tenga un uso más decorativo. Según una encuesta realizada por ‘Hammonds Furniture’ del año pasado, hasta un 30% de los 2.000 encuestados en Reino Unido admitía que no lavaba las sábanas más de una vez al mes y un 36% únicamente lavaba las mantas una vez al año. En el caso de las toallas, el 40% de la muestra lavaba las sábanas tras su uso y un 45% tras cinco usos.

No obstante, el tiempo idóneo para cambiar las sábanas es de, como mínimo, una vez a la semana, explica Maria Dolors Vidal, secretaria de la Sociedad Española de Microbiología (SEM) a laSexta.com. Esto es porque la ropa de cama y las toallas pueden actuar como fomites, es decir, superficies portadoras de microorganismos patógenos que pueden transmitir infecciones.

En el caso de las personas, podemos ser portadoras de ácaros de la sarna, en la piel, o de piojos, en la cabeza. Como señala la microbióloga, estos microorganismos aguantan durante días en las sábanas ya que pueden vivir días sin comer nada. Por tanto, en el caso de que otra persona duerma en las mismas sábanas, se vería infectada por estos seres. De hecho, Dolors explica que una de las expresiones relacionadas con la enfermedad de la sarna es precisamente el término de ‘cama caliente’, aludiendo a aquellas camas donde siempre duerme gente.

Además de sarna o piojos, también podemos traspasar bacterias y hongos de nuestra piel a las sábanas cuando dormimos o en las toallas cuando nos secamos las manos. Aunque sí que es verdad que no tienen la supervivencia de los ácaros de la sarna o piojos, la humedad favorece mucho a este tipo de microorganismos. Además, algunas bacterias se han vuelto más difíciles de eliminar ya que han desarrollado una capa externa que las hace mucho más resistentes.

¿Y las toallas?

En el caso de las toallas, así como el resto de ropa del hogar, también se acumulan miles de microorganismos a lo largo del día que arrastramos desde nuestra piel, como hongos y bacterias. Según detalla Vidal, el tiempo mínimo de recambio es cada 4 ó 5 días, en el caso de las toallas de mano, y cada 2 ó 3 usos en las toallas de cuerpo.

Asimismo, es imprescindible no compartir toallas, excepto las de mano en ambientes familiares, donde la microbiota está muy compartida. De hecho, en lugares donde a lo largo del día pasan muchas personas, como restaurantes o hospitales, se optó por eliminar las toallas y utilizar secamanos de aire o papel higiénico precisamente por este motivo.

Como afirma la secretaria de la SEM, la aparición de hongos y bacterias es más accesible en las toallas, por lo que debe extremarse su lavado, pero también su secado. El consejo de la microbióloga es dejar las toallas extendidas tras cada uso para evitar que la misma adquiera humedad.

Además, Vidal incide en que nadie debería prestárselas en el caso del secado de partes íntimas. Esto es debido a que ha habido casos de algunos microorganismos que se han traspasado así, como el caso de la enfermedad sexual del Trichomonas vaginalis o la más común bacteria Staphylococcus aureus, que puede producir potentes toxinas.