En España, alrededor de 400.000 personas sufren un trastorno de la conducta Alimentaria (TCA), siendo los más comunes la anorexia y la bulimia. Además, la gran mayoría de los afectados son niños y adolescentes y sobre todo en las mujeres: la tasa de riesgo aumenta a entre el 15 y 20% en mujeres adolescentes.

A pesar de estos dos trastornos alimentarios, también existen otros que están cada vez más auge, tales como ortorexia que es la obsesión patológica por comer sano o la vigorexia (sobre todo en hombres) que es llevar al extremo el querer estar fuerte o musculado.

"Los trastornos de la conducta alimentaria son trastornos psicológicos que tienen que ver con alteraciones graves de la conducta alimentaria (bien por exceso o por restricciones), con una insatisfacción corporal y con un miedo intenso a engordar", tal como explicaba a laSexta Robin Rica, psicólogo del Instituto Centta , en Cómo detectar en los hijos un trastorno de alimentación.

Existen además momentos críticos como la Navidad donde la comida se convierte sin duda en una de las grandes protagonistas siendo todo un suplicio para las personas y también para las familias con un trastorno de alimentación. Pero ¿cómo podemos como familias ayudar a nuestro ser querido en estas situaciones y fechas tan señaladas?

Com motivo del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria, que se celebra cada 30 de noviembre, la psicóloga Adriana Esteban, especialista también del Instituto Centta, quiere visibilización y sensibilizar sobre estos trastornos y dar algunas pautas claves que pueden servir de ayuda en este mes de diciembre de comidas, cenas y demás acontecimientos sociales.

"Las navidades son una época muy difícil emocionalmente para las personas que se encuentran en proceso de recuperación. Podríamos pensar que mucho tiene que ver con la comida, pues se trata de una época del año donde hay más probabilidad de realizar comidas fuera, hay más eventos sociales y reuniones familiares con comida abundante y existe una tendencia a 'aprovechar' esta época del año para comer determinados alimentos (turrón, mazapanes, roscones, bombones, etc.)", explica la especialista.

Sin embargo, aclara que "la comida es el menor de lo problemas, pues hay otros elementos que adquieren una relevancia igual o mayor, como pueden ser las tensiones familiares". Y es que la Navidad suele ser "una época de reencuentros entre familiares con los que no tendemos a mantener relaciones tan estrechas durante el año, lo que supone hacernos cargo de vínculos donde nos sentimos menos seguros, y en algunos casos, supone confrontar ciertas realidades, conflictos o disputas latentes durante el año sin contacto", explica la experto.

Y todo ello supone supone entender la navidad como un espacio de encuentro regresivo, es decir, donde inconscientemente asumimos los roles que ejercíamos cuando formábamos parte del sistema en su totalidad, como era en un pasado. La intensidad que supone esta reorganización nos afecta a todos. Sin embargo, es mucho más difícil de gestionar para una persona con un trastorno de alimentación.

3 consejos para ayudar a una persona con trastorno de alimentación en Navidad

Los tres consejos que expone Adriana Esteban para ayudar en estas fechas tan destacadas son los siguientes:

1. Negociar la estructura

Se recomienda planear adecuadamente el periodo de navidades teniendo en cuenta las necesidades de la persona enferma. Es importante que pueda tomar decisiones y que no todo se encuentre fuera de su control, es decir, darle la oportunidad de decidir cómo le gustaría adaptarse en estas fechas.

Preguntarle o pensar, por ejemplo, ¿hay algún escenario donde no te sientas cómodo? En estos casos, lo interesante es que la persona no tenga la sensación de sentirse obligado a mantenerse un contexto que le genera ansiedad, por lo que es fundamental ofrecer la posibilidad de llevar a un amigo, o que pueda decidir irse cuando considere. También llevar consigo ciertas actividades que puedan ayudarle a regularse y a cambiar de contexto si lo necesita, como juegos de mesa o alguna película.

Por otro lado, también es importante preguntarse si es necesario participar de todas las reuniones. En unas familias se juntan todos los días, en otras solo en fechas señaladas. Unas están separadas y deben dividirse, otras se reúnen todos los miembros. Dependiendo del ritmo de nuestra familia, lo ideal es ofrecerle la posibilidad de acudir a aquellas en las que se sienta más cómodo. No siendo una opción que la persona se quede sola. Si reniega de algunos encuentros, lo esperado es que pueda ofrecer una alternativa que le cuide (merendar con una amiga, quedarse con los primos de compras, etc.).

Muchos tenemos miedo a que nuestro familiar no participe de rituales que son imprescindibles en la familia, sin embargo, la salud mental siempre debe ser una prioridad. De nada sirve que mi familiar acuda a la reunión si después su malestar no le permite estar presente.

2. Fomentar la comunicación

Más importante, más allá de la sensación de libertad a la hora de poder elegir y de sentirse escuchado y atendido en sus necesidades, tiene que ver con las expectativas de lo que uno se espera para estas fechas. Muchas familias no se comunican y los pacientes lo necesitan.

Es importante y de gran ayuda que haya una comunicación asertiva, sin agresividad, donde se pueda hablar de cómo uno se siente, qué le preocupa que vaya a pasar y cómo le gustaría que fueran las navidades. Muchos miedos y preocupaciones se ven reducidos al ajustar las expectativas y es importante que como padres no esperemos más que nuestro hijo/a se lleve el mejor recuerdo posible.

3. Facilitar la autorregulación

Es fundamental ofrecerle la seguridad de que puede acudir a ciertos vínculos seguros como padres, hermanos o cualquier familiar de referencia, si lo necesita. Además, los pacientes con TCA tienden a rumiar y obsesionarse, lo que limita mucho su capacidad para actuar de forma espontánea, sumado a la dificultad que presentan a la hora de tomar decisiones, por miedo e inseguridad. Es por ello que el respeto a sus ritmos y tiempos también es un facilitador para su disfrute y participación.

"Cuantos menos cambios experimentemos durante estas fechas más fácil será la gestión de nuestras emociones y, como consecuencia, más estables nos encontraremos para poder disfrutar los unos de los otros", finaliza Esteban.