Llega el cambio de hora. La noche del sábado al domingo dormimos una hora menos. A las 2 son las 3. Este fin de semana, adelantamos una hora el reloj y dará comienzo oficialmente el llamado 'horario de verano'.

Y aunque parezca mentira, cuesta más adaptarse a este horario que al de invierno, es decir, este cambio de hora causa más problemas que el cambio que hacemos en octubre, especialmente a los niños y a los ancianos: a ellos les costará más. El restar una hora más de sueño tiene sus consecuencias porque a nuestro organismo le cuesta más adelantar el reloj biológico que atrasarlo.

"Científicamente se ha visto que este cambio de hora dificulta la conciliación y el mantenimiento del sueño, lo que se traduce en una menor eficiencia del descanso", explica a laSexta.com el Dr. Emilio Gómez Cibeira, neurólogo especialista en sueño del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo.

Por tanto, durante unos días, al dormir menos, podemos notar un deterioro de funciones básicas como por ejemplo, la atención y la concentración y podemos estar en general, más cansados, más irascibles y con peor humor. "Estas serían las consecuencias más directas en la salud que provoca este cambio de hora", afirma.

Tanto es así que según un estudio, publicado en 2009 por la Asociación Americana de Psicología (American Psychological Association, APA) demostraba que el lunes siguiente al cambio de hora de verano, las personas dormían, de medía, hasta 40 minutos menos que durante el resto de noches anteriores.

En general, por cuestiones cronobiológicas, el cambio horario que realizamos ahora en marzo comporta una adaptación más complicada: el cambio al horario de invierno nos puede llevar unos 3-4 días para adaptarnos mientras que el de ahora puede durar hasta una semana, especialmente en niños y en personas mayores, que son las poblaciones más afectadas en general, por los cambios de hora, por ambos (por el que de ahora en marzo y por el que se produce en octubre). En los adultos, la adaptación puede durar en general, un par de días, algo más en este cambio.

A los niños les cuesta más adaptarse "porque tienen menos mecanismos de compensación, más inmadurez de sus sistemas cronobiológicos que aquellos que regulan el sueño y la vigilia, por lo que tardarán más tiempo en adaptarse a este horario que por ejemplo sus padres", explica el doctor Gómez Cibeira. Y a las personas mayores porque ese sistema está más envejecido y porque en general, a ellos les cuestan más los cambios de rutina. Su reloj biológico sería menos flexible.

"Las capacidades cognitivas, al dormir una hora menos, se pueden ver afectadas. Si yo necesito dormir por ejemplo 7 horas y durante los días posteriores al cambio de hora duermo unas 5 o 6 horas, esto me afecta en mi capacidad y en mi bienestar, especialmente en las poblaciones más sensibles", explica Pilar Conde, psicóloga y directora técnica de las Clínicas Origen.

Es importante y aconsejable que especialmente en estos días de adaptación, se haga una buena higiene de sueño. Tales como mantener horarios regulares, evitar comidas copiosas y hábitos tóxicos como por ejemplo fumar, no hacer ejercicio a última hora del día, realizar alguna actividad relajante antes de ir a dormir y sobre todo intentar adaptarnos poco a poco a este horario, no querer hacerlo deprisa.

Horario de verano: mejor para el ánimo, peor para el sueño

A la mayoría de los españoles les gusta más el horario de verano: hay más horas de luz y anochece más tarde. De acuerdo con una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 69,4 % prefería el horario de verano.

"El impacto de la luz está relacionado con el bienestar emocional. Siempre se ha dicho que en los países que tienen menos luz solar la gente está más predispuesta a tener depresiones, por lo que la luz solar es una especie de protector para el estado de ánimo", asegura Conde, incidiendo además en que la "luz activa los mecanismos vinculados a la energía: nos cuesta menos estar activos".

Sin embargo, es cierto que este horario no sería tan bueno para la salud. Tal como se informa en este documento del Centro Médico Teknon, "desde el punto de vista médico, el horario de invierno es más beneficioso", especialmente porque nos levantamos con luz solar. Y es más aconsejable recibir luz solar al menos dos horas al día y preferentemente por la mañana. En este nuevo horario que entra, muchas personas se tienen que levantar cuando aún es de noche.

Por otro lado, según explica el doctor Gómez Cibeira, a nivel hormonal, "al hacerse de noche más tarde, la melatonina (la llamada hormonal del sueño) tarda más en liberarse". Por lo que dicho de una forma coloquial, nos entrará sueño más tarde. Con lo que hará que nos vayamos más tarde a dormir. Y la hora de levantarse, para trabajar, es la misma.

"La melatonina es como un sensor en nuestro cerebro que empieza a subir cuando la luz cae, si la luz cae más tarde, la melatonina empezará a subir más tarde con lo cual al retrasarse, nos acostamos más tarde (y dormimos menos horas)", explica el doctor. Este horario que tiene muchas ventajas para nuestro ocio y disfrute porque hace que estemos más tiempo en la calle -añade el experto- ocasiona también que por eso mismo, nos vayamos más tarde a casa, además de la cuestión hormonal que ya hemos comentado: "Se ha demostrado que al menos durante las primeras semanas posteriores al cambio de hora, se mantiene peor el sueño", sostiene.

Muchas asociaciones científicas, incluida la Sociedad Española del Sueño (SES), han apostado por intentar sincronizarnos más al horario de invierno, sobre todo por la importancia de recibir mucha luz solar por la mañana, al levantarnos. Es el menos popular pero el mejor para nuestra salud, según los expertos del sueño.

Según un comunicado de la SES sobre el posicionamiento del cambio de hora, emitido en 2018, sostenía que "en España lo más conveniente para la salud es que exista un horario estable sin cambios durante el año; y que se mantenga de forma permanente el horario de invierno (GMT+1). Gracias a esto se conseguiría una mayor exposición a la luz solar durante la franja horaria laboral y escolar más habitual (8:00 am – 17:00 pm), especialmente en las primeras horas de la mañana".