El llamado sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés) es una enfermedad digestiva que consiste, como su nombre indica, en un crecimiento anormal o indeseable de bacterias en el intestino. Algo que produce síntomas gastrointestinales inespecíficos como dolor,hinchazón abdominal después de comer, gases o fatiga.

"Hasta el 35% de la población padece SIBO", afirma a laSexta la nutricionista Blanca García-Orea, más conocida como Blanca Nutri (@blancanutri) por sus redes sociales, y especialista en nutrición de las Clínicas Segura.

"De hecho, más del 95% de los pacientes que vienen a la consulta tienen problemas digestivos", añade esta experta, autora de diferentes libros de nutrición, algunos de ellos específicos en bacterias como 'Dime qué comes y dime qué bacteria tienes'.

Esta afección digestiva puede ser causada por múltiples factores como un exceso de medicamentos o cambios anormales en el PH del intestino delgado, algo que se ve agravado por "factores como el estrés, la falta de descanso y una mala alimentación", apunta García-Orea.

Detección y tratamiento del SIBO

No es fácil detectarlo ya que los síntomas son muy inespecíficos, algo que les pasó a Sol Velasco, una paciente de SIBO, que estuvo más de dos años sufriendo los síntomas hasta que al fin dieron con el diagnóstico. No es un caso excepcional, tal y como apuntan desde la Asociación Española de Intolerancia Alimentaria y Microbiótica.

"Me dolía la tripa todo el rato y tenía mucha hinchazón abdominal, tan que no podía siquiera abrocharme los pantalones", confiesa a laSexta en el vídeo que ilustra esta noticia. Por fin los médicos dieron con ello y pudo ponerle solución.

Sin embargo, y aunque los síntomas sean inespecíficos (tenerlos no significa padecer SIBO sino que pueden ser causa de otros muchos trastornos digestivos) la prueba para detectar esta afección es bastante sencilla.

"Se realiza a través de un test de aliento en el que hay que beber un sustrato específico y se va soplando cada 20 minutos", explica la nutricionista. Una vez detectado, para tratarlo, es necesario además de dieta, antibióticos, recetados por un profesional.