La hipertensión arterial es uno de los factores de riesgo cardiovasculares más importantes que influyen de forma directa las enfermedades cardiovasculares, además es también uno de los más comunes en la población española: hasta el 40% de los adultos tiene la tensión por encima de los valores recomendados.

Sin embargo, es clave diferenciar la hipertensión arterial de la hipertensión ocular. Tal como como explican los expertos del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, comúnmente, se cree que la hipertensión arterial está relacionada con el glaucoma, pero realmente no es así: "La alta presión arterial no es una causa directa del glaucoma, aunque sí puede ser un factor de riesgo", aclaran los especialistas, en el marco del Día Mundial de la Hipertensión que se celebra este próximo 17 de mayo.

Ahora, vayamos con las diferencias principales entre ambas. "La presión arterial se refiere a la fuerza que ejerce la sangre en el interior de las arterias cuando el corazón late. Como su nombre lo indica, la hipertensión es cuando la presión arterial es muy alta, por lo que el corazón debe trabajar más para bombear sangre y puede generar problemas en muchas partes del cuerpo, entre ellas, los ojos", explica el Dr. Andrés Fernández-Vega Cueto-Felgueroso, especialista en glaucoma.

Mientras que por otro lado, explica el experto, "la presión ocular hace referencia a la presión del interior del globo ocular, que generalmente debe situarse entre 10 y 21 mm-Hg. Sin embargo, hay factores como la edad y algunas patologías oculares que aumentan la tensión dentro del ojo".

Los cambios en la presión arterial no indicen en la ocular

En este sentido, los cambios en la presión arterial no inciden en la presión ocular, tal como señalan los oftalmólogos de este centro. Sin embargo, "es uno de los mecanismos que participan en el daño del nervio óptico, y tanto la presión arterial baja como alta son factores de riesgo para desarrollar diferentes patologías oculares como el glaucoma, una de las principales causas de ceguera irreversible. Esta consiste en el deterioro del nervio óptico, causado por la acumulación del humor acuoso que aumenta la presión en el interior del ojo".

De hecho, el incremento de la presión intraocular es el factor de riesgo modificable más importante a la hora de desarrollar glaucoma. Además, se deben tener en cuenta otros factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollarla en el futuro como las personas mayores de 60 años, las personas con miopía, presión ocular alta y antecedentes familiares de glaucoma.

Los estudios apuntan que la presión ocular alta aumenta el riesgo de desarrollar glaucoma, porque cuando la presión interna del ojo es muy alta, puede causar un daño en el nervio óptico y por consiguiente, causar pérdida de la visión. Aquí la importancia de controlar la presión interna del ojo, ya que una baja presión ocular puede detener la pérdida de la visión que provoca el glaucoma.

"Por ello, es fundamental realizar visitas periódicas al oftalmólogo para hacer un chequeo de la presión intraocular en pacientes hiper o hipotensos, en particular los que tienen antecedentes familiares de glaucoma o si la presión arterial diastólica se mantiene muy alta", apuntan los expertos.

Es por ello que "un diagnóstico precoz del glaucoma mejora el pronóstico porque se puede pautar un tratamiento oportuno para que la enfermedad no siga progresando. Lo importante es que la población conozca la diferencia entre ambos tipos de presión y que si tienen alguna duda consulten a los profesionales", concluyen.