Tanto en la preparación como en la cocción

Así puedes 'comer' menos microplásticos de los que inundan tu cocina (y tu comida)

Los seres humanos comemos muchos más microplásticos de los que pensamos: están en los alimentos, pero también en nuestra manera de comprar y cocinar. Aquí te contamos algún truco para reducir su presencia.

Un paquete de tomates, envasado en plásticoUn paquete de tomates, envasado en plásticoArno Burgi/picture alliance via Getty Images

Los microplásticos son pequeñísimas partículas de plástico, de menos de 5 mm de diámetro, que proceden de la degradación de plásticos más grandes o que son fabricados como tal y que se vierten directamente al medioambiente. Según los datos de la fundación Aquae, estos representan entre el 15% y el 31% de los plásticos presentes en los océanos. Y cuando hablamos de microplásticos, casi siempre pensamos directamente precisamente en eso: en su presencia en el mar. Pero estudios recientes han demostrado que los microplásticos han llegado mucho más allá, alcanzando la cadena alimentaria, el agua que bebemos e incluso estando presentes en los fluidos reproductivos humanos.

El año pasado, una investigación llevada a cabo por especialistas de la Universidad de La Laguna incluso llegó a confirmar la presencia de compuestos plásticos considerados disruptores endocrinos en alimentos infantiles. Comemos microplásticos. Otro estudio reveló que la cantidad de microplásticos que comíamos los humanos en 2018 era más de seis veces superior a la cifra de 1990. ¿Cómo? De muchas maneras. Incluso las plantas los absorben a través de sus raíces, y los animales los consumen en su propio alimento.

Y dado que el proceso de la alimentación humana a día de hoy nace en la cocina, es aquí donde debemos buscar la fuente de estos microplásticos: se desprenden de las espátulas que utilizamos para cocinar, de las botellas de agua de plástico que llevamos en el bolso... están presentes en prácticamente cualquier comida.

¿Y podemos hacer algo para reducir el consumo de microplásticos en la comida? Sí, según los expertos. La profesora de pediatría y profesora adjunta de Ciencias Ambientales y Salud Ocupacional de la Universidad de Washington y del Instituto de Investigación Infantil de Seattle Sheela Sathyanarayana explica a la BBC cómo hay algunos "problemas fáciles de abordar" para reducir el número de estos plásticos en nuestra alimentación.

Enjuagar el arroz antes de cocinarlo

Según un estudio publicado en Australia, los humanos podemos llegar a consumir entre tres y cuatro miligramos de plástico por porción de arroz casero, cantidad que asciende a 13 gramos en casos de arroz precocinado. Los microplásticos estaban presentes en el arroz independientemente de que su envase fuera de plástico o de papel. Eso sí, los investigadores descubrieron que enjuagar el arroz antes de cocinarlo reduce la cantidad de microplásticos presentes entre un 20% y un 40%, aunque nunca los elimina al 100%.

Según esta investigación, esta práctica también podría hacerse con otros alimentos, como el pescado o la carne, aunque la recomendación general es nunca lavar la carne ni el pescado bajo el grifo, ya que esto puede favorecer la propagación de bacterias, como la Salmonella o el E. coli, por diferentes espacios de la cocina o por otros alimentos que se encuentran cerca.

Beber agua del grifo, mejor que embotellada

Aunque la presencia de microplásticos en el agua es una realidad, tanto en el agua del grifo como en la embotellada, recientes estudios han descubierto que el simple acto de enroscar y desenroscar el tapón de una botella de plástico aumenta drásticamente la cantidad de microplásticos en el agua que lleva en el interior. Y aunque el agua del grifo no se libra, sí parece que, siempre que sea posible, beber agua del grifo implica consumir menos microplásticos que hacerlo de una botella.

Optar por alimentos frescos y no ultraprocesados

Tanto Sathyanarayana como la responsable del programa de ciencias de plásticos y materiales de WWF, Annelise Adrian, consideran que una manera de reducir los microplásticos en la comida es optar por alimentos frescos e integrales y evitar, en la medida de lo posible, los ultraprocesados. "Cuanto más ultraprocesado es un alimento, más probable es que tenga una alta contaminación por plásticos, debido a los numerosos puntos de contacto en las fábricas donde se elabora", explica Sathyanarayana.

Comprar alimentos no envasados en plástico

Los alimentos envasados en plástico contienen microplásticos de manera inevitable. Esto también ocurre, según explica Adrian, en los productos enlatados con revestimiento de plástico. Sólo al abrirlo, se libera una gran cantidad de microplásticos, ya se haga con tijeras, con las manos o con un giro de tapa. La edad del plástico también tiene su relevancia: los tuppers reutilizables suelen liberar muchos más microplásticos a los alimentos que contienen después de muchos lavados, es decir, con el paso del tiempo.

Cuidado con los utensilios de cocina: tablas de cortar, espumaderas...

Uno de los aspectos a tener en cuenta para reducir el consumo involuntario de microplásticos es el proceso del cocinado: es en este punto en el que existen numerosos utensilios del día a día que liberan miles y miles de microplásticos a nuestros alimentos. Es el caso, por ejemplo, de las tablas de cortar o los utensilios antiadherentes. Y aunque en ocasiones se mencionan los utensilios de silicona como alternativa, Adrian asegura que todavía no hay pruebas concluyentes de que liberen menos micropásticos.

Sí es un material más estable y que soporta temperaturas más altas, pero no se evita por completo la presencia de microplásticos. A priori, la silicona es a día de hoy una buena alternativa, pero lo cierto es que serían mejores otras como el vidrio o el acero inoxidable.

No calientes la comida en 'tuppers' de plástico

Cuanto más calor reciben los plásticos, más microplásticos desprenden: es por eso que calentar comida en un tupper de plástico en el microondas no es para nada buena idea. Un estudio al que hace referencia la BBC reveló que calentar durante tres minutos un recipiente de plástico en el microondas puede llegar a liberar más de cuatro millones de microplásticos y más de 2.000 millones de nanoplásticos en un solo centímetro cuadrado. El uso de este tipo de recipientes en el frigorífico también puede liberar millones de microplásticos, aunque en espacios de tiempo más largos. La mejor alternativa: utilizar envases de vidrio.

En este sentido, también es importante tener en cuenta que ocurre algo similar cuando vertemos agua caliente en un vaso de plástico para, por ejemplo, preparar una infusión. La contaminación por microplásticos es menor si el contenido está frío.