Ha pasado ya bastante tiempo desde que la pandemia del covid-19 irrumpió en nuestras vidas. El confinamiento de marzo de 2020 supuso un punto de inflexión. El mundo estaba cambiando y la vida dejaba de ser la misma. También cambiaría, o más bien condicionaría la forma de relacionarnos a través de las apps de citas.

Según datos del estudio 'La gestión del deseo afectivo-sexual en la crisis de la COVID-19', realizado por investigadores de la Universidad Europea de Madrid —y publicado a finales de 2020—, Tinder siguió siendo durante el confinamiento la aplicación de citas por excelencia (el 64,3% de los participantes reconoció haberla usado) sin apreciarse apenas diferencias significativas en su consumo (antes y durante el confinamiento); mientras que el uso de las redes sociales de todo tipo (Instagram, Facebook, etc.) utilizadas con el fin de ligar aumentó casi un 10% durante la cuarentena, pasando del 32,16% al 40,9%.

"Cuando comenzó el confinamiento, decidimos empezar una investigación sobre la gestión del deseo en tiempo del coronavirus y vimos la necesidad de ver qué pasaba con esas personas que se habían confinado en soledad o sin pareja; aquellas personas menores de 35 años, pertenecientes a la generación millenial, que vivían solas, que por sus condiciones personales podían permitírselo", comenta a laSexta.com Rebeca Cordero, una de las autoras del estudio —que se incluye dentro del libro 'La vida cotidiana en tiempos de la Covid. Una antropología de la pandemia'— y profesora titular de Sociología Aplicada en esta universidad.

"Una de las cosas que más nos llamó la atención fue la aparición de un nuevo paradigma que se alejaba de ese fast love (le doy al like, quedo contigo, tenemos un encuentro sexual y desaparecemos) que tanto conocíamos. Ese concepto se rompe para muchas personas y reaparece una forma de relacionarse más lenta, como una vuelta al flirteo, al conocerse más, a profundizar más en la relación", comenta.

Para muchas personas, reaparece una forma de relacionarse más lenta, en estas aplicaciones de citas, como una vuelta al flirteo, a conocerse más, a profundizar más en la relación

Rebeca Cordero, profesora de Sociología

No cabe duda que el confinamiento propició esos comportamientos (no se podía salir, con lo cual se hablaba más) sin embargo, los investigadores creyeron que se podía, por ello, recurrir más al sexo virtual, pero vieron que los individuos empezaron a conocerse en dinámicas ajenas a lo sexual: se hablaba más, se conocían más.

"Muchas personas llegaron a decir que era la primera vez en su vida que se habían enamorado o que hasta entonces no se habían dado cuenta de lo que querían y de lo que no en una relación. Muchos usuarios empezaron a filtrar más porque comenzaron a reflexionar más sobre lo que querían y no querían. Antes no se habían parado a pensarlo, porque realmente no teníamos tiempo para parar", explica la experta.

Y esto fue así por diversos motivos: bien por el miedo al contagio, por respetar estrictamente las normas de prevención del covid, incluso otros recurrían ya a ese sexo virtual pero después de llevar un tiempo conociéndose. Como en botica, también hubo quien se saltó las normas para tener un encuentro físico.

En estudios que estos mismos investigadores habían realizado antes de la pandemia, en el año 2018, como 'Enrolla2' —un estudio sobre el comportamiento de los millenials en las apps de citas—, observaban que las personas después de estar mucho tiempo recurriendo a estas aplicaciones afectivo-sexuales, tenían un sentimiento predominante sobre otros tras su uso: la sensación de vacío.

Es decir, "al principio sí se empoderan porque ligan mucho y tienen sus relaciones esporádicas, pero luego aparece esa sensación de vacío porque 'no hemos llegado a conocernos más', 'no hemos profundizado', etc", explica la profesora.

Y esto es precisamente —añade— "lo que creíamos que iba a pasar cuando empezamos a estudiar el uso de las aplicaciones en tiempos de confinamiento: que el uso de las aplicaciones llevaría también a una sensación de vacío, soledad o de frustración porque lo que esperabas que fuera no era. Sin embargo no fue así".

¿Somos ahora más selectivos cuando usamos las apps de citas?

Dos años después de todo aquello, dos años después de ese marzo en el que cambió la vida tal como la conocíamos, apenas quedan restricciones, pero todavía la vida no ha vuelto a ser normal. No ha vuelto de nuevo a ser 100% tal como la conocíamos, por lo que "todavía es pronto para hacer un nuevo estudio, tendremos que hacerlo cuando la pandemia y el coronavirus terminen realmente", sostiene la experta.

No obstante y según un según una encuesta, realizada por la app de citas AdoptaUnTío, a finales de 2021 —cuando eliminaron las restricciones del ocio nocturno— a jóvenes mayores de 18 años, el 78% de los encuestados se inclinaba ahora por el llamado slow dating, esto es "citas que se desarrollan a un ritmo más lento, donde los intereses en común y la personalidad están muy por encima de lo físico. De hecho, en muchos casos, hay quienes desvelan sus rostros después de días hablando", según la encuesta.

Lo que está claro es que las aplicaciones van a seguir usándose, tal como ya lo hacían antes de la pandemia. Y además —como hemos comentado ya— las redes sociales también se empiezan a usar con el fin de ligar. Según la encuesta anterior, "un 21% de los participantes afirma que ahora más que nunca recurrirá a los entornos virtuales, como las aplicaciones de citas, para encontrar pareja, mientras que para el 79% seguirá siendo una herramienta clave en su búsqueda de pareja".

Así, otra de las cosas que podemos afirmar, dos años después, es que ha habido una ruptura de ese llamado fast-love. "El confinamiento fue un punto de inflexión y ese fast-love sigue hoy presente como la forma predominante en las apps afectivo-sexuales, pero hemos visto crecer, a raíz del confinamiento, un grupo de personas que deciden acercarse a esas aplicaciones con un condicionamiento sobre lo que quieren y no quieren en sus vidas, como más empoderadas, más decididas a filtrar. Por tanto, no es que se eliminen grupos sino que aparecen nuevos", explica Cordero.

Y aquellas personas a las que el confinamiento les sirvió para ver qué querían y qué no querían cuando usaban y usan estas aplicaciones, van a seguir igual en la actualidad. "El confinamiento fue una situación de excepcionalidad y esa situación ha generado modificaciones en la forma de comportamiento de las personas. algunas desparecen (con el fin de las restricciones) y otras prevalecen", explica la experta.

Lo que hay que tener claro es que no todo el mundo usa las aplicaciones con el mismo fin: cada persona acude a ellas por un motivo diferente: por conocer gente, por buscar una pareja, por un desengaño sentimental... "En un futuro, quizá podemos atisbar que el uso de las aplicaciones de citas sea más afín y propio de cada persona. Es decir, un uso menos lesivo. Cuando yo me acerco a algo sabiendo lo que quiero, tengo menos posibilidades de que eso me afecte, de lo contrario, mi vulnerabilidad aumenta", concluye Cordero.