El periodista Pablo Trincia había perdido la empatía. "Necesitaba conectar con una historia para volver a conectar con la gente". Quería recuperar uno de los fundamentos del periodismo: ayudar a la gente. Y lo consiguió.

A finales de la década de 1990, un grupo de padres de la Baja Módena italiana fue acusado de un auténtico horror: abusos sexuales, rituales satánicos, homicidios... Pero todo era mentira.

"¿Cómo es posible que un hijo acuse a sus padres de algo horrible, pero de algo que no ha pasado?", se preguntaba Trincia antes de meterse de lleno en el asunto. Al final todo formó parte de un fenómeno psicológico. Se trata de los falsos recuerdos y las preguntas sugestivas.

"¿Cómo es posible que un hijo acuse a sus padres de algo horrible?"

Este fenómeno se produce cuando los psicólogos no realizan preguntas abiertas y, por lo tanto, la respuesta que obtienen de ellas no es abierta. Es una respuesta sugestiva, poniendo en la mente del niñolo que va a terminar diciendo. La realidad de todo lo que había sucedido salió a la luz gracias a la investigación de Pablo Trincia, y acabó con la revisión judicial del caso en 2017.

Transformando las mentiras en verdades

"Cuando a los 8 años te ves solo, fuera de tu casa y separado de la gente que conoces, con otra familia de acogida, otros animales, otros juguetes, otros hermanos... te sientes perdido. Entonces, te repiten una y otra vez que tu familia biológica te ha hecho algo", explica el autor.

Sus familias eran sospechosas de pertenecer a una secta de pedófilos satánicos. Y a eso se agarraron psicólogos, policías y jueces para convencer a los niños de que habían pasado por una situación terrible. Las palabras de los niños y la certificación de una ginecóloga sin experiencia, que aseguraba que los pequeños habían sufrido abusos sexuales, fueron los pilares para iniciar una truculenta historia que terminaría en una gran pesadilla, dejando a muchas familias destrozadas.

La red de menores implicados arrancó con Darío, el 'niño 0', el que realizó las primeras declaraciones. Pero fue aumentando ya que los niños cada vez daban más nombres y se acusaban entre ellos hasta llegar a ser 16 menores creyendo en el mismo fantasma.

Un trauma que no se supera

Uno de los testimonios de los que Pablo Trincia no puede olvidarse era el siguiente: "Francesco estaba allí. Entonces la psicóloga le aseguraba a Francesco en su sesión que él había estado ahí, que lo habían visto, que contara la verdad. Hasta que el niño terminaba diciendo que había vivido cosas que eran mentira".

"Los abusos imaginarios te dejan un fantasma en tu mente, y con el fantasma se pierde siempre"

Porque al final, como los propios psiquiatras confirmaron al autor, "si eres víctima de abusos sexuales reales, es algo que puedes llegar a superar con terapia, pero cuando eres víctima de abusos sexuales imaginarios, esto te va a dejar un fantasma en tu mente, y con el fantasma se pierde siempre".

La investigación que llevó a cabo Pablo Trincia sobre esta historia se llama 'Veneno', una obra fruto de una tragedia increíble, de la que solo unos pocos pudieron salir.