Una puerta es como la boca en una cara, un lugar de conexión entre lo interior y lo exterior que, además, también nos habla.

Con esta idea en mente, Óscar Martínez se lanzó a atravesar los umbrales más imponentes que le han marcado en sus viajes. En 'Umbrales' nos lleva hasta la Casa Vettii de Pompeya donde encontramos una pintura de Príapo itifálico. "En el mundo romano se usaban elementos fálicos como elementos protectores de las puertas porque evitaban el mal de ojo", cuenta el autor.

La mano de Fátima, las herraduras o las cruces... amuletos comunes en distintas culturas que buscan proteger a los habitantes de una casa justo en el punto donde es más vulnerable: su entrada.

Las puertas como libros

En portadas como la de la iglesia de Santa Fe de Conques vemos otra función que han cumplido los umbrales, en este caso, la de narrarle la Biblia a todos los que no sabían leer.

"Hoy en día, a menos que seas un historiador del arte, delante de estas puertas no entiendes absolutamente nada porque es un lenguaje de imágenes, aquella gente era desconocedora del lenguaje escrito pero sí que conocían el lenguaje de las imágenes", dice Óscar Martínez.

Las puertas como tablón de anuncios

Un lenguaje visual que también aprovecharon grandes gobernantes por "el valor de las imágenes como propaganda".

En el templo funerario de Medinet Habu, en Egipto, se cuentan con poca modestia las campañas militares de Ramsés III, a quien "le pasaron cosas buenas y también cosas malas, pero en el templo solo se cuentan las buenas".

Así que la próxima vez no tengan prisa por entrar. Quédense un rato a mirar, y verán como se abre otra puerta, esta vez, metafórica.