Nos han contado todo sobre el Coliseo romano. O casi todo porque, ¿a qué olía ahí dentro? "Se podía hacer una mezcla de la fritura de la carne, el olor de los animales, el olor de la sangre, el olor también a carne quemada, pero no carne de animal sino carne humana", cuenta el periodista Federico Kukso.

"Conocer cómo olía el pasado quizá nos sirva para valorarlo"

Con el olor también se puede recorrer la historia de la humanidad como demuestra Kukso en 'Odorama'. "Conocer cómo olía el pasado quizá nos sirva para valorarlo". Y para ver cómo ha cambiado nuestra percepción del mundo.

El perfume, un elemento sagrado

Los perfumes, por ejemplo, fueron elementos sagrados antes que cosméticos. "Tienen un origen divino", cuenta el autor. "Era una manera de conectar al mundo terrestre con el mundo divino porque se pensaba que los dioses eran seres fragantes".

"Los perfumes servían para conectar al mundo terrestre con el mundo divino"

Tanto es así que los antiguos egipcios se aseguraban por todos los medios de que los fallecidos oliesen bien para su viaje al más allá. "Los faraones debían ser ungidos, debían oler bien, estar perfumados. A las momias se las bañaba, se les quitaba los órganos internos, se las rodeaba de flores".

Hacia la desodorización

Hoy no solo ignoramos los olores del pasado. "El gran ideal moderno es ir a la desodorización", asegura el periodista.

"El olor del cuerpo es el gran tabú moderno"

Es decir, eliminar o sustituir los olores naturales. "El olor del cuerpo es el gran tabú moderno. Todos sabemos cómo huelen nuestros cuerpos. Sin embargo, socialmente el olor del cuerpo debe ser silenciado, acallado o reemplazado por otros olores".

Quizá lleguemos a un punto, dice Kukso, en el que rodeados de olores sintéticos olvidemos a qué huele en realidad la naturaleza.