Madre no hay más que una, pero maternidades hay muchas. Algunas, podríamos representarlas casi como un funambulismo imposible, por los equilibrismos extremos que tienen que hacer, por ejemplo, las madres que trabajan como autónomas que a veces no pueden ni permitirse coger una baja tras el parto.

"A las 24 horas de nacer estaba con el ordenador, trabajando", nos dice Diana Oliver, autora de 'Maternidades precarias', libro en el que cuenta en primera persona cómo ni pudo parar tras dar a luz a su segundo hijo.

La también periodista denuncia que el sistema actual no permite conciliar. "La conciliación yo creo que no existe. Es el sistema el que no da soporte a esos cuidados, y no da soporte a la maternidad. Es muy difícil cuidar y trabajar, y hacerlo todo a la vez".

Reivindicar un apoyo real a la maternidad

Insiste la autora en que el problema no es ser madre sino este sistema que no da ni de lejos las condiciones para serlo. Basta con mirar a los hogares monomarentales donde el 52 % de las madres están en riesgo de pobreza. Por eso recuerda: urge llevar a cabo cambios en las políticas socioeconómicas para que permitan situar los cuidados en el centro. "No queremos ser superwoman ni queremos esa idea edulcorada de la maternidad sino realmente lo que supone ser madre hoy con las circunstancias que hay".

"Más del 90% de las mujeres entre 30 y 34 años señalaron que no tienen hijos por motivos económicos"

Esas circunstancias, hacen que muchas mujeres tengan que renunciar a su deseo de ser madres. Más del 90% de las mujeres entre 30 y 34 años señalaron que no tienen hijos por motivos económicos. Lo que Noemí López Trujillo documenta en su libro 'El vientre vacío' (Capitán Swing, 2019). "Deberíamos hablar de una violencia estructural, de esa precarización del universo femenino, que tiene mucho que ver con que no podamos ser madres o no podamos maternar como nos gustaría".

Una precariedad que afecta a la salud de las mujeres

La autora de 'El vientre vacío' también aboga por poner el foco en la ley de extranjería, en la reforma laboral y la no regulación del precio de la vivienda "porque toda esa violencia influye de alguna manera en la violencia que sufrimos las mujeres por ser precarizadas".

Una precariedad que además de afectar a los planes de vida de las mujeres que querían ser madres y no lo serán también cala en las que sí pudieron ser madres, con toda la incertidumbre y dificultad que conlleva. Mujeres que llegan a ver su salud física y mental afectada por esta carrera de obstáculos constante que supone la maternidad.