Ni la inquietante ola de sangre de 'El resplandor'... ni las brillantes emociones de nuestro cerebro... ni siquiera los ojos azules más atractivos de Hollywood. Todos estos colores no existen. Y no, tampoco los creados en 3D por James Cameron. Los colores son un espejismo óptico. Os lo explicamos. Las longitudes de onda de la luz envían información a nuestro cerebro que es el que decide a qué color corresponde cada estímulo. Es decir, hay una diferencia entre lo que vemos y la realidad de lo que vemos.

"Las longitudes de onda de la luz envían información a nuestro cerebro que es el que decide a qué color corresponde cada estímulo"

Existen pocos datos reales (por falta de suficientes registros fósiles) pero todos los indicios apuntan a que el ojo primitivo se originó hace unos 600 millones de años. Su perfección hizo dudar incluso al mismísimo Darwin de su teoría de la evolución. Llegó a pensar que pudieron haber sido diseñados a propósito, quizás por ser superior.

Y otro dato más. Si os sentís culpables por usar demasiado las pantallas y pensar que están contribuyendo a que perdáis visión, la evidencia apunta a que ni los libros, ni los dispositivos electrónicos son los culpables directos del incremento de miopía en el mundo, sino que son tan solo cómplices.

Darwin llegó a pensar que los ojos pudieron haber sido diseñados a propósito, quizás por ser superior".

Pero cambiemos de reino. Dejemos el humano y vayamos al animal. Hay que fijarse con atención porque, por ejemplo, los ojos de los pulpos (y las sepias) son especiales y únicos en la naturaleza. Su pupila tiene una forma extraña: en 'w' en el caso de las sepias; y horizontal alargada en la de los pulpos. Son algunas de las curiosidades que podemos leer en ¡Abre los ojos!. En él, la doctora en neurociencias, Conchi Lillo, asegura que lentillas inteligentes como estas que vimos en la película 'Misión Imposible: Protocolo Fantasma' (2011) son prácticamente ya una realidad.

"La pupila de los ojos de los pulpos es alargada y horizontal. La de las sepias tiene forma de 'w'".'

Y antes de terminar este reportaje, una última curiosidad. No solo las huellas dactilares nos identifican. También nuestros iris. Son únicos, nuestro DNI visual.