Un hombre aparece muerto en un parking de Japón. En un país en el que se quitan la vida más de cincuenta personas al día podría haber pasado por otro suicidio más, pero la policía sospechó algo raro y descubrió que se trataba de un asesinato,

La principal sospechosa era la mujer con la que salía: Kanae Kijima, una joven de 34 años que había recibido de la cuenta de él una transferencia de unos 34.000 euros.

Estafadora y asesina

Así, la policía descubrió sus otros crímenes y modus operandi. Al hombre del parking, Yosiyuki Oide, lo mató haciéndole respirar monóxido de carbono; a Takao Kerada le encontraron en su casa muerto, también intoxicado con monóxido de carbono; y Kenzo Ando falleció de la misma forma en su cama, rodeado de unos hornillos muy populares en Japón. Todos pasaron a mejor vida poco después de hacerle una trasferencia.

Aunque la policía creyó que autora de más muertes, solo pudieron demostrar estas tres. Fue condenada a pena de muerte y ahora ha inspirado la novela 'La gula' de Asako Yuziki.

Por cierto, nuestra 'Asesina Cazamaridos' (The konkatsu killer), como se la conoce en Japón, sigue desde 2010 en prisión, donde abrió un blog y donde se casó con un admirador. Allí espera a ser ejecutada sin testigos. Japón no avisa del día de la ejecución ni al propio reo, que se entera de que va a morir en el mismo momento.