Considerado hoy uno de los mejores cronistas que ha tenido este país, huyó de España al poco de comenzar la Guerra Civil, cuando el Gobierno legítimo abandonó Madrid. De ideales republicanos, muy afín a Azaña, y siendo director del diario 'Ahora', este periodista, también muy crítico con el comunismo, sabía que su vida corría peligro.

Ya en la localidad francesa de Toulouse escribía esto culpando a intereses extranjeros de la duración de nuestra guerra: «Si solo dependiese de los españoles, habría terminado hace mucho tiempo. Los españoles, estén a un lado u otro de la barricada, saben ya, aunque no lo admitan, que no podrán derrotar de forma alguna a los ideales desmedidos y utópicos de la Revolución y del Imperio, pues su choque provocó la guerra».

Y así fue cómo huyendo de un conflicto, nuestro periodista se topó con otro. Según Hitler avanzaba imparable por Europa, Manuel Chaves Nogales escribía uno de sus textos más reconocidos: 'La agonía de Francia'. «El francés, que es siempre más inteligente que el alemán y menos impresionable que el italiano, había comprendido perfectamente el juego y se había resignado a jugarlos. Pero le ha faltado convicción para poder ganar».

En París puso todo su talento al servicio de la democracia informando al extranjero de lo que ocurría allí. Ya se imaginarán que a la Gestapo no le hacía especial ilusión este hombre, a quien señaló como objetivo.

Una vez más, para salvar su vida, Chaves Nogales huyó. Esta vez a un Londres recién devastado por las bombas de la II Guerra Mundial. Su mujer y sus hijos se volvieron a España, él se quedó allí solo trabajando para la BBC y montando su agencia de noticias.

Y a él, a quien no mataron ninguna de las dos guerras de las que huyó, le mató a los 47 años una peritonitis en Londres en 1944. Ya ven, qué final tan poco épico para una vida tan grande.