Tras descubrir el Madrid de Almudena Grandes y pasear por el Berlín de Paloma Sánchez Garnica, nos adentramos en la Barcelona más oscura y misteriosa, la que imaginó Carlos Ruiz Zafón.

Lo hacemos junto a su editor y amigo Emili Rosales. Podéis visualizar la guía completa en el vídeo principal, o verla por partes a continuación. Comenzamos la ruta como no podía ser de otra manera: buscando el Cementerio de los Libros Olvidados.

Calle del Arc del Teatre

Pequeña y estrecha, a la calle del Arc del Teatre se accede, como su propio nombre indica, por un arco. Un arco del que se sirve Zafón para hacer una declaración de intenciones sobre el escenario en el que se mueven sus personajes. "Ese arco es una cortina entre la luz de la Rambla y la oscuridad del Raval", explica Rosales.

Quizá por ello el novelista sitúa aquí el Cementerio de los Libros Olvidados, el lugar al que llega Daniel Sempere, conducido por su padre, una madrugada en la que el recuerdo de su madre muerta no le deja dormir.

¿Existe realmente en este lugar ese cementerio? No. Zafón se inspiró en los grandes hangares que hay a las afueras de Los Ángeles (ciudad en la que él ya vivía cuando comenzó a escribir la saga) y lo trasladó a este punto tan céntrico de Barcelona.

Una calle que alberga el Kentucky, un bar que conoció su esplendor en los 60 y 70 por ser el preferido por los marines americanos que, durante esas décadas, estaban instalados en el Puerto de Barcelona. En este vídeo te mostramos más.

Calle de Santa Anna

No hay que caminar mucho para llegar a la calle de Santa Anna, lugar en el que el escritor sita la librería de los Sempere y, justo encima, también su casa.

Ese local existe, aunque no es una librería sino un negocio, con una fachada recubierta de madera, en el que se venden guantes, abanicos o medias. A pocos metros de la puerta a esta tienda, hay uno esos lugares mágicos de la ciudad condal que Zafón dejó plasmados en sus libros: el acceso semi secreto que tiene esta calle a la Plaza Santa Anna, lugar donde está la iglesia con el mismo nombre.

En este punto del recorrido coincidimos con Mónica Jiménez, guía turística que desde hace años acompaña a admiradores de 'La sombra del viento' por alguno de los lugares que aparecen en el libro. "Vienen de todas partes. Y todos quieren saber lo mismo: ¿existe realmente el Cementerio de los Libros Olvidados?", confiesa sonriente.

Ateneo Barcelonés

Fundada a finales del siglo XIX, desde el principio fue lugar de reunión de intelectuales y artistas. "El Ateneo Barcelonés le interesaba como foro cultural, pero le interesaba también, y mucho, como lugar de refugio de los personajes", cuenta su Emili Rosales.

De hecho, es en este lugar en el que Daniel Sempere conocerá a Clara, uno de los personajes más queridos por los lectores, durante su segundo encuentro con Gustavo Barceló.

Restaurante Els 4Gats

El primero se produce en Els 4Gats, situado a muy pocos pasos de nuestra anterior parada. Ubicado en el número 3 de la calle Montsió, en el corazón del barrio Gótico, en este mítico café modernista puede presumir de una larga lista de clientes ilustres, como Picasso, García Lorca o Gaudí.

Y quizás con la intención de recrear u homenajear esas fructíferas tertulias, Zafón hace de este establecimiento punto de reunión de un grupo de bibliófilos entre los que está el padre de Daniel Sempere. El joven, de nuevo guiado por su padre, acude hasta aquí cuando intenta acercarse por primera vez a la historia del misterioso libro de Julian Carax.

Plaza Real

En la Plaza Real las palmeras conviven con las farolas diseñadas por Gaudí. De incalculable encanto, resulta inevitable sentarse en una de sus muchas terrazas para contemplar la vida que trascurre en este espacio, en el que se cruzan las vidas de lugareños y forasteros.

Nosotros también somos incapaces de resistirnos, y aprovechamos este lugar para charlar con el escritor Eduardo Mendoza, autor de uno de los obituarios más emotivos escritos sobre Zafón. En él lo describió, en las distancias cortas, como un tipo "cordial, inteligente, ameno, excéntrico y divertido. Con el sentido del humor de un niño travieso". Llego a calificarlo de "extraterrestre" por permanecer lejos de todo el tinglado que supone ser un escritor de éxito.

Nos cuenta Mendoza que el escritor catalán supuso casi una revolución para la literatura en español al lanzar una propuesta innovadora y diferente que desde muy pronto supo cautivar al lector.

Pero antes de abandonar esta plaza, recordar al visitante que esté siguiendo esta guía que aquí está ubicado en la tetralogía del Cementerio de los Libros Olvidados la vivienda del ya mencionado Gustavo Barceló y su sobrina Clara, el amor platónico del protagonista.

Importante también: en este espacio tendrá lugar el primer encuentro entre Daniel Sempere y el mítico Fermín Romero de Torres, al que Zafón le otorga el papel de fiel escudero de su protagonista.

Plaza de San Felipe Neri

A cinco minutos a pie de la Plaza Real está la Plaza de San Felipe Neri. "La banda San Felipe Neri", escribió Zafón, "había sido tomada por una bandada de palomas que reposaban sobre el empedrado".

Esas palomas todavía se mueven hoy por este lugar, en el que está situada la vivienda de Nuria Monfort, otro de los personajes más queridos de la obra de Zafón. Tanto es así que en la placa que indica el nombre de plaza, de vez en cuando aparece tachado el nombre real para escribir, sobre él, el nombre que muchos admiradores de Zafón reclaman para este espacio: "Plaza de Nuria Monfort".

Barrio del Born

Es este el barrio por el que le gustaba perderse a Carlos Ruiz Zafón cuando volvía a Barcelona. Paseando por sus calles laberínticas, Emili Rosales confiesa una de las grandes incógnitas que siempre quedó en torno al escritor: ¿por qué dijo no al cine?

Aunque trabajó durante muchos años como guionista, siempre se negó a que sus novelas fueran llevadas a la gran pantalla. Su amigo nos responde: "En realidad él dijo sí a la literatura. Decía que la gente podía ver sus libros en la mejor pantalla del mundo que es la imaginación de cada uno de los lectores".

Estación de Francia

Casi sin darnos cuenta, llegamos a nuestra última parada, la Estación de Francia. Puerta de la ciudad durante mucho tiempo, Ruiz Zafón estaba fascinado por este edificio que combina la modernidad del hierro y del cristal con los juegos de luces del Gótico. Por eso, en varias de sus obras, lo utilizó como punto para que personajes entraran y salieran de escena.

Y precisamente para salir de escena, cerramos aquí esta ruta por la Barcelona de Carlos Ruiz Zafón junto al su editor y amigo que con de las frases más míticas de su obra más mítica (valga la redundancia) de 'La sombra del viento': "Al poco, figuras de vapor, padre e hijo se confunden entre el gentío de la Rambla. Sus pasos, para siempre perdidos en la sombra del viento".