Fue una huelga insólita. En noviembre de 1977, centenares de prostitutas del barrio de las cortes en Bilbao (300, según el diario El País), protestaron con un paro por la muerte de una compañera, encarcelada por las leyes franquistas que aún regían. Se llamaba María Isabel, tenía 23 años, y su cuerpo apareció calcinado en su celda de la cárcel de Basauri.

Sus vecinas no se creyeron la versión oficial del suicidio y su funeral se convirtió en protesta multitudinaria, hubo hasta desmayos, y desató una gran revuelta social que muchos medios recogieron en sus crónicas.

"Una de las compañeras de María Isabel, cuando se le acerca la prensa, dice que ella tenía muy mala luna", explica la periodista y escritora Andrea Momoitio, que saca de ahí el nombre de 'Lunática', la obra donde plasma su viaje intentando juntar las piezas del rompecabezas de la vida de María Isabel. "Para mí, el momento más especial sin duda fue cuando conocí a su hermano y me enseñó por primera vez una foto de María Isabel", nos cuenta.

Víctima de las instituciones franquistas

A través de esa investigación, de testimonios familiares de vecinos y vecinas y de los atestados, la periodista nos acerca las vivencias de la que fuera víctima de la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social, que estuvo encarcelada sin delito aparente, e internada en psiquiátricos a los que ella temía. "Me encontré con unas instituciones psiquiátricas franquistas completamente terribles y violentas", relata Momoitio.

María Isabel también pasó por el Patronato de Protección a la Mujer, una especie de reformatorio de mujeres donde encerraban a las que el régimen consideraba rebeldes, no recatadas, o descarriadas. Allí eran humilladas con castigos como raparles el pelo. "El mundo cambió mucho en esa época, pero para las personas como María Isabel no cambió tanto y nos encontramos con que el Patronato de Protección a la Mujer, institución franquista que ella sufrió en sus propias carnes, no queda abolida por completo hasta 1983, y que la Ley de Peligrosidad Social no queda abolida del todo hasta 1995".

"Me encontré con unas instituciones psiquiátricas franquistas terribles y violentas"

Porque, en plena transición, a pesar de que Franco llevaba dos años muerto, sus leyes siguieron vigentes varias décadas. Los presos políticos habían sido amnistiados, pero no los sociales, y María Isabel se convirtió en símbolo de todas aquellas mujeres de los márgenes.

A la histórica huelga de prostitutas se sumó la asamblea de mujeres de Bizkaia con una pancarta con este mensaje: 'Isabel, la soledad, el olvido y la desesperación te acompañaron hasta el fin. No conociste ni la amnistía'. El libro recupera la memoria olvidada de la mujer que desató una movilización sin precedentes.

Franquismo y psiquiatría

En 'West End' (Siruela, 2019), José Morella mezcla testimonios familiares, reflexiones e investigaciones para desenterrar una historia familiar silenciada durante años: la de su abuelo Nicomedes Miranda, un hombre con problemas de salud mental.

En este vídeo, Morella nos cuenta cómo el franquismo pretendía "liberar a España de lo que llamaban el gen marxista, porque franquismo relacionaba el marxismo con la enfermedad mental".