Para el historiador británico Simon Sebag Montefiore, abandonar la escritura en papel es una pesadilla. Por eso ha firmado 'Escrito en la historia. Cartas que cambiaron el mundo' (Cátedra, 2019). Porque sin ellas la humanidad no habría podido avanzar. No seríamos los mismos. Los "NO monstruos" que Cristóbal Colón le describió a los Reyes Católicos, por ejemplo, no habrían podido asustar de igual manera.

'Ellos no son más deformes que los otros, salvo que tienen costumbre de traer los cabellos largos como mujeres'; carta de Colón a los Reyes Católicos

Por no hablar del amor y la intimidad artificial que una misiva permite. Ya sea para poder liberarnos y hablar de sexo y cuestiones escatológicas como hacía Mozart con su prima, o para poder escribir las últimas líneas, las palabras de despedida, a una compañera del camino de la vida:

'Nunca he olvidado tu amor y tu belleza. Pero lo sabes. No hace falta que diga más. Que tengas un buen viaje, vieja amiga. Nos vemos por la carretera. Con amor y gratitud infinita, Leonhard'; carta de Leonard Cohen a Marianne Ihlen, pareja de juventud, pocos días antes de que ella muriera

La carta ha sido, durante siglos, la única manera que tenían de comunicarse dos personajes públicos que no se conocían y vivían en puntos opuestos del planeta.

Como las llamadas al sentido común y la prudencia del presidente soviético Nikita Krushev al estadounidense John F. Kennedy en plena Guerra Fría, o la ayuda que le ofreció Adolf Hitler por carta a Mahatma Gandhi para conseguir la independencia de la corona británica.

'De acuerdo con sus propios escritos y pronunciamientos, así como los de sus amigos y admiradores, no cabe duda de que muchos de sus actos son monstruosos e impropios de la dignidad humana'; carta de Gandhi a Hitler

Para el dictador alemán, una revuelta en el corazón de Asia hubiese sido clave para desestabilizar a su gran enemigo en Europa. Sin embargo, la carta que recibió Hitler como respuesta le debió decepcionar bastante.

Cartas, todas, solo unas pocas, que cambiaron la historia de la humanidad. Un ejercicio más íntimo de escritura que enviar emoticonos de berenjenas por WhatsApp.